Adrian Newey, el cerebro milimétrico detrás de Sebastian Vettel

Dpa

DEPORTES

El triángulo que forman el piloto, el ingeniero y la escudería Red Bull es sinónimo de éxito en la fórmula 1

23 oct 2013 . Actualizado a las 18:56 h.

Mientras Sebastian Vettel culmina los últimos metros hacia su cuarto título, el gurú de Red Bull, Adrian Newey, ya piensa en su próximo prototipo, el coche con el que el alemán podría aspirar a un quinto Mundial consecutivo de fórmula 1.

Newey, hombre de grandes exigencias, ya faltó hace dos semanas al Gran Premio de Japón. No estaba de vacaciones con su familia, sino trabajando en el cuartel general de Red Bull, rompiéndose la cabeza en el diseño del coche para el 2014, pues el regreso de los motores turbo supone un reto gigante para las escuderías.

El nombre de Newey es sinónimo de innovación y éxito. Sin las ideas del británico de 54 años, los -por ahora- tres títulos mundiales de Vettel y tres de Red Bull no serían posibles.

Adrian Newey es un hombre con la mirada suave que se mueve casi como si fuera invisible por el paddock de los Grandes Premios, pero el británico es a la vez el creador de los mejores coches de la parrilla, como Hungry Heidi o Kinky Kylie. Los flashes y el glamur no forman parte definitivamente del mundo del que es considerado como el mejor ingeniero. «Atención y éxito, como se le quiera llamar, no son seguro las razones», explicó una vez Newey cuando se le preguntó dónde encontraba la motivación. «Puedo ir a un bar o a una tienda y nadie me reconoce. Eso me gusta mucho».

El ingeniero sigue diseñando en un tablero de dibujo. «Disfruto de los cambios de reglas», aseguró el hombre nacido en la ciudad de Stratford-upon-Avon, cerca de Birmingham. «Te permiten estar con nada más que una hoja en blanco e intentar buscar la mejor solución a ese cambio».

Tanto Vettel como todos sus rivales se rinden ante los cálculos aerodinámicos del británico. «Corremos contra Adrian Newey», dijo el español Fernando Alonso el tramo final de la temporada pasada.

«Lo que ha logrado es realmente alucinante», alabó el jefe de Red Bull, Christian Horner. La escudería energética está encantada con Newey, pues sus ideas significan dinero seguro. Los títulos individuales son prestigio, pero los mundiales de constructores son también una atractiva fuente de ingresos. «Es seguramente el mejor diseñador de la fórmula 1», aseguró Horner.

La lista de éxitos de Newey es enorme y su ayuda a pilotos, ingenieros y escuderías, incalculable. Fue decisivo en ocho títulos individuales y en otros tantos de constructores.

Después de Williams y McLaren, el técnico aterrizó en Red Bull en el 2006 con un millonario salario cortesía del jefe del imperio energético, Dietrich Mateschitz. En sus primeros años en Red Bull, el título sólo era un sueño para Newey, que se especializó en tecnología del viento e ingeniería aeroespacial en la Universidad de Southampton. Tras un paso por el equipo Fittipaldi de fórmula 1, Vettel se convirtió en March por primera vez en el ingeniero técnico de un equipo.

En las temporadas siguientes se dedicó a acumular títulos mundiales y alabanzas. Pero nada de auto-elogios. «Es muy silencioso, está muy concentrado y tiene un entendimiento excelente de la técnica», le describe Vettel, su mejor pupilo.

Sin embargo, no todo fueron triunfos en la vida de Newey, que vivió la tragedia de Ayrton Senna muy de cerca. El británico era el diseñador jefe de Williams cuando el triple campeón del mundo murió el 1 mayo de 1994 en Imola apenas unos meses después de abandonar McLaren.

«Lo que ocurrió aquel día, lo que causó el accidente, aún me persigue hasta el día de hoy», dijo Newey a «BBC Sport».

«Pienso que una de las cosas que me perseguirá por siempre es el hecho de que él vino a Williams porque habíamos logrado en los tres años previos armar un buen vehículo», añadió Newey, que aseguró que «nadie sabrá» si el accidente fue causado por un error del brasileño o por una falla en la barra de dirección del vehículo.

Ahora, casi 20 años después, Newey sigue haciendo lo mismo: diseñar bólidos ganadores. Y para ello necesita espacio para la innovación, como los cambios de reglas.

«Tenemos que tener cuidado de que las normas no restrinjan demasiado el espíritu de invención. Lo bonito de la Fórmula 1 es la lucha del hombre contra el hombre y de la máquina contra la máquina», dijo Newey antes de que se iniciara la temporada a la revista «Auto, Motor und Sport». Vía libre para una tormenta de ideas.