Un gallego apunta a la ATP

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Adam Sanjurjo, bronce del Europeo júnior de tenis, sueña con jugar un día en Wimbledon y Burrieza, su entrenador, le ve potencial para ser «top 100»

14 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El bronce en el Europeo júnior reivindica a Adam Sanjurjo como la esperanza del tenis gallego masculino a nivel internacional. Con 18 años se abre paso en Madrid, donde su carrera se unió a la de la anterior raqueta del país que triunfó fuera de España, Óscar Burrieza, su actual entrenador. Tras el subidón del podio en Klosters (Suiza), retoma la carrera de fondo que hoy supone hacerse profesional. La semana pasada alcanzó en Béjar los cuartos de final en un torneo ITF Futures por tercera vez este año, y ahora compite en Vigo.

«En el Europeo me quité una espina al no haber jugado últimamente torneos júniors, como el de Roland Garros», explica Sanjurjo. Cuando tenía 14 años, su madre y sus hermanos se trasladaron a Madrid para arroparle al entrar en la federación regional. «Vivir allí te abre puertas, y tienes un grupo bueno de entrenamiento. Me he sentido como en casa», explica el jugador de A Pastoriza. Así pudo participar en los torneos que llevaban a la previa del Masters de Madrid de la ATP los últimos años. En el 2012 venció a Potito Starace (entonces 75 del ránking mundial), que se retiró con 4-5 en el marcador.

Aquel gran paso tuvo un efecto contradictorio. «La experiencia fue increíble por el ambiente. Te cuesta controlar los nervios y es complicado jugar bien. De repente no sabes coger la raqueta, pero luego te ubicas. Son situaciones que te ayudan a saber estar», explica el lucense. Con 16 puntos ATP en su mochila, dejó de jugar torneos júniors, y pasó a competir solo en Futures. «Para él fue un subidón verse con esos puntos, pero sentía que no era su lugar. Se presionó mucho y perdió en parte la ilusión. No quemó la etapa de torneos júniors ni previas de Futures. Le faltaban partidos», explica Burrieza, que en enero se convirtió en su entrenador, y el de otros talentos jóvenes de la Federación de Tenis de Madrid.

«La cabeza es más importante»

«El primer objetivo era ganar confianza, que viese su potencial. Fuimos recuperando la fe. Es un chico nervioso, así que trabajé el autocontrol y el patrón de juego, para ordenarlo y que ganase más partidos. En la pista gesticula y habla demasiado, en parte porque es joven. Al final, el papel de los entrenadores es sobre todo mental y táctico», explica Burrieza. «La cabeza es mucho más importante que el juego», coincide Sanjurjo.

Sobre 192 centímetros, planta de jugador moderno, Sanjurjo tiene una de sus armas en el primer saque, «que rondará los 215 kilómetros por hora», según estima su entrenador: «Ahora buscamos que sea más regular sirviendo; ya habrá tiempo de explotar esa fuerza. Y debe defender y moverse mejor».

Los resultados respaldaron el trabajo. Llegaron los cuartos de final en Mallorca y en Rumanía, y los títulos de dobles en Futures en Portugal y Rumanía.

Potencial para el oro

Más seguro, llegó al Europeo júnior y cayó en semifinales con el campeón, el ruso Karen Khachanov. «Tuve partidos durísimos, ya con gente que sabe bien a lo que juega. Perdí por dos breaks. Detalles. Al ver la final, pensaba que podía haber ganado el oro. Pero la temporada es muy positiva y voy mejorando mucho con Burri, sobre todo en el tema mental. Confío en que el año próximo sea mejor todavía», explica el lucense.

La familia cerca

Burrieza destaca el valor de que Sanjurjo entrene arropado por su madre y sus hermanos en Madrid: «Y su padre viene todos los fines de semana. Están haciendo un esfuerzo enorme en todos los sentidos, también económico, para que se sienta en el ambiente de casa. Es una suerte. Haberse marchado fuera solo habría sido más duro».