Rafa Nadal, más viejo y más sabio

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Atlas

Tras ganar Roland Garros, Nadal se cuidará para conservar su rodilla con vistas a alargar su carrera deportiva

10 jun 2013 . Actualizado a las 18:41 h.

«Rafael VIII» de Francia, el título elegido por muchos medios para sintetizar la hazaña de Rafael Nadal en Roland Garros, ya no es el mismo que «Rafa I», «II» o «III»: el jugador hiperacelerado y de exuberancia juvenil pasó a ser un tenista cada vez más reflexivo y prudente, aunque su feroz ambición competitiva siga intacta. «Estoy más viejo», dijo días atrás con una sonrisa cuando se le pidió que se comparara con el Nadal del 2005, aquel que con 19 años ganó en París el primero de sus 12 títulos de Grand Slam.

No se es viejo a los 27, pero Nadal es un veterano del tenis que, tras casi una década en el primerísimo plano, quiere hacer todo lo necesario para que su carrera se alargue el máximo posible. Quiere, entre otras cosas, cobrarse la deuda de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuando su lesión en la rodilla izquierda le impidió ser el abanderado en la ceremonia inaugural y lo obligó a quedarse en casa. Nadal quiere estar en Río 2016, y para eso necesita que su rodilla no lo vuelva a traicionar. Y para que su rodilla no lo vuelva a traicionar necesita cuidarla al máximo, estar muy atento a cualquier señal.

Por eso Nadal cambió. Tras cada conquista de Roland Garros era ya una tradición que al día siguiente se subiera al Eurostar y cruzara en tren el túnel bajo el Canal de la Mancha para entrenarse un par de horas después ya en el césped de Queen's. Su físico y su entusiasmo no tenían límites. Ese entusiasmo sigue muy alto hoy, pero el físico requiere otro cuidado, en especial tras siete meses de ausencia del circuito en los que creyó que podría no volver a ser el que fue. Su regreso, con siete títulos en nueve torneos, le demostró que no es así.

Por eso Nadal renunció antes incluso de ganar Roland Garros a jugar el torneo de Halle -del que de todos modos cobrará una buena cantidad de dinero, ya que la garantía acordada para su participación incluye un porcentaje fijo se presentara o no- y dedicará el martes y el miércoles a estudios para ver el estado de una rodilla que le preocupó mucho a fines de abril en Barcelona y lo tranquilizó en Roma y París.

Pero la inflamación en la grasa de Hoffa -la llamada hoffitis- y una tendinopatía rotuliana siguen ahí. Lo que tiene Nadal no es una tendinitis (inflamación) de la rodilla, sino una enfermedad del tendón, un proceso degenerativo.

Conocida como «rodilla del saltador», la tendinopatía rotuliana es muy frecuente en tenis, fútbol y baloncesto. «Es un problema que los médicos no tenemos muy claro, cuando lo diagnosticamos no tenemos claro cuál es la solución, porque hay cien tratamientos diferentes para el mismo problema», explicó Ignacio Muñoz, médico de la Federación Española de Tenis (RFET) y que trabaja también con David Ferrer. «Hay mil tratamientos diferentes, y a algunos pacientes les va bien uno y a otros, otro».

La posibilidad de que lo de Nadal fuera una tendinitis -un problema mucho menor- fue descartada en su momento con biopsias y análisis de sangre que permitieron confirmar que no había «mediadores de inflamación». Entonces se comenzó con los tratamientos de factores de crecimiento, el plasma enriquecido, que dependiendo de en qué articulación se inyecte, puede ser muy doloroso para el paciente. Hay médicos que dudan de la efectividad real de ese tratamiento, pero Muñoz lo defiende con énfasis. «Yo lo recomiendo, claro, da muy buenos resultados, aunque cada paciente es un mundo».

«Es un tema de debate intenso entre los médicos. Juan Carlos Ferrero lo tuvo y finalmente se operó, pero quizás porque coincidió con otra lesión. Ya que se operaba y estaría tiempo parado, mejor hacer todo al mismo tiempo. También lo tenía Lleyton Hewitt, pero a él le iba muy bien un tratamiento con unos parches de nitroglicerina, que se usa como vasodilatador. También sufrieron este problema Gael Monfils o Juan Martín del Potro».

Nadal tiene ya una carrera incomparablemente más exitosa que esos jugadores. Aunque diga sentirse «a años luz» de los 17 títulos de Grand Slam de Roger Federer, acercarse al suizo desde los 12 que ya tiene hoy es posible. Pero de la rodilla depende en buena parte su carrera. Por eso, Rafael VIII no es sólo más viejo que Rafa I: está obligado también a ser más sabio.