Rafa Nadal se reconcilia con el Masters 1.000 de Madrid

Dpa

DEPORTES

JuanJo Martín

El tenista español da su visto bueno a las pistas del Masters, que vuelven a la tradicional arcilla naranja

05 may 2013 . Actualizado a las 23:59 h.

Costó, pero llegó. Tras años de enfrentamientos públicos o entre cuatro paredes, Rafael Nadal se reconcilió este domingo con el mayor torneo de tenis de su país, al que un año atrás había amenazado con no volver.

«Las pistas por suerte están fantásticas, lo único que se puede hacer es agradecer al torneo la inversión que ha hecho para hacer unas pistas de máximo nivel», dijo Nadal durante una rueda de prensa previa al inicio de su participación en el Masters 1.000 de Madrid.

La frase sonó a música celestial para Manolo Santana, el veterano extenista que durante años medió entre los repetidos enojos de Nadal y la inflexibilidad del dueño del torneo, el magnate rumano Ion Tiriac, que un año atrás se equivocó con una decisión de último momento que agravó más aún las condiciones de la innovadora pero resbaladiza arcilla azul.

Nadal venía enfrentándose al certamen de Tiriac desde hacía años. Primero, porque el rumano se atrevió a decir que el torneo era más importante que cualquier jugador, incluyendo al español. A partir del 2009 el mal ambiente se intensificó porque el certamen comenzó a jugarse en mayo, al aire libre y sobre arcilla en vez de en octubre y bajo techo.

Pero el clímax del enfrentamiento llegó hace un año, en una semana delirante en la que la arcilla azul que introdujo Tiriac en contra de la opinión de Nadal sacó de sus casillas al siete veces campeón de Roland Garros. El español se fue eliminado prematuramente ante su compatriota Fernando Verdasco, al que había derrotado en sus 14 enfrentamientos previos, tras disponer de ventaja de 5-2 y su saque en el tercer set.

Fuera de sí, Nadal incendió la rueda de prensa, a la que se presentó apenas 15 minutos después de la derrota, algo inusual en él. Santana, tenso, triste y molesto con ciertas decisiones y actitudes de Tiriac, cargó con el peso de todo. «Asumo toda la culpa por lo sucedido. Soy Manolo Santana, de España, para lo bueno y lo malo», dijo el veterano extenista, que como otros integrantes de la organización no podía creer la provocación que Tiriac lanzó a los jugadores en pleno torneo y en medio de la tensión: jugar en el futuro con pelotas fluorescentes.

Y eso que Tiriac tuvo mucho que ver en el 2012 con los problemas de una superficie dura y resbaladiza, porque fue él, según confirmaron a Dpa diversas fuentes del torneo, quien decidió, horas antes de iniciarse la disputa del certamen, arrojar sal sobre las canchas. La sal, que en determinadas circunstancias ayuda a compactar la arcilla, en Madrid fue un error clave, porque sin humedad y con calor terminó de convertir las canchas azules en peligrosas superficies resbaladizas.

«Creo que aquello le abrió los ojos (al torneo) acerca de la importancia de tener canchas adecuadas aquí», dijo hoy Federer, el que mejor y más cómodo patinó hace un año para llevarse el título.

«No nos hizo falta volver a hablar con los jugadores para saber qué había que cambiar, estaba muy claro», explicó a dpa Santana al detallar la transformación de las tres canchas techadas y las 14 exteriores en el complejo de la Caja Mágica. El polvo, que vuelve a ser naranja este año, llega desde una cantera en la zona del río Oise, al norte de París.

«En Wimbledon decidimos que empezaríamos todo de cero, las pistas de cero. Contratamos a los expertos de Montecarlo y Roland Garros. No fue fácil, porque con la altura y la sequedad de Madrid la tierra no se compacta tanto. Debimos excavar un metro por debajo de la altura previa de las pistas, porque la humedad estaba más abajo», añadió Santana, que habrá quedado también satisfecho con otra de las frases de Nadal, un análisis en el que el español puso fin a otro mito: la influencia de la altura.

«En cualquier pista la exigencia es máxima para mi juego ante Djokovic, Murray o Federer. Juegues donde juegues, o estás perfecto o tienes las de perder. Seamos realistas, no es un tema de altura, es un tema de estar al máximo nivel».