Messi, un dilema de Champions

P. Ríos / Colpisa

DEPORTES

Oscar Vazquez

El argentino trabaja en el día de entrenamiento voluntario pero el Barça e debate entre forzarle o no contra el PSG

08 abr 2013 . Actualizado a las 23:27 h.

Leo Messi llevaba cinco años sin lesionarse, precisamente un lustro repleto de éxitos en el Barça. Aquel niño explosivo y escurridizo que subió al primer equipo de la mano de Frank Rijkaard tenía un problema: era demasiado frágil muscularmente. Pero Pep Guardiola y su equipo de trabajo estudiaron su caso a conciencia y en el 2008, con consejos nutritivos (Leo comenzó a comer pescado, por ejemplo, un alimento que detestaba), sentido común y autocontrol, Messi se fortaleció y al mismo tiempo hizo más fuerte al Barça.

Por eso se entiende el dilema que ahora atormenta a técnicos, fisioterapeutas, médicos y barcelonistas en general. Forzar una reaparición de Messi ante el PSG en la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones puede ser muy arriesgado, por mucho que el 10 quiera jugar a toda costa. Este lunes ha vuelto a completar otro entrenamiento quemando etapas para su recuperación tras la dolencia muscular que sufrió en París. Se valora que ha aprendido a conocer su cuerpo, se aplaude que en París se detuviera nada más sentir las molestias en el bíceps femoral de la pierna derecha y lo comunicara inmediatamente al banquillo, evitando así una lesión más grave. Pero se teme que el afán competitivo de Messi pueda cegarle.

Por contra, también supondría un riesgo mayúsculo no alinear al mejor jugador del mundo si su físico se lo permite. En juego está el pase a las semifinales de la Champions League y, aunque el Barça tenga la Liga a tiro, necesita llegar a esa ronda como mínimo para no tener la sensación de que la temporada es incompleta. Que Cesc Fàbregas sustituyera con éxito a Messi haciendo un hat trick ante el Mallorca no es definitivo. No es lo mismo intentar superar a Alex y Thiago Silva que colarse como falso 9 entre centrales de equipos de la zona baja de la clasificación.

Algo parecido ocurre con el doblete de Alexis. Se ha dicho en las últimas horas que tanto Cesc como el chileno funcionan mejor sin la presión de tener al lado a Messi. A ver quién se atreve a repetir el experimento ante el PSG con dos jugadores tan irregulares... Messi, mientras tanto, sigue trabajando día y tarde en manos de los fisioterapeutas, incluso el lunes, en el día de descanso y de entrenamiento voluntario en el Barça. Posiblemente la rueda de prensa de Jordi Roura y el entrenamiento previo al choque europeo tampoco despejarán una incógnita que se mantendrá hasta una hora antes del partido. Eso, por lo menos, sí se logrará: mantener la incertidumbre en un rival que sabe que no es lo mismo jugar contra Messi que no hacerlo.

Incluso se aceptan en las quinielas todas las variantes ofensivas: desde el trío con Villa y Pedro, ya recuperado, rodeando al crack; o el tridente Alexis, Cesc y Tello, menos fiable, pero posiblemente con más chispa física a estas alturas del curso. En la defensa sucede algo parecido con el acompañante de Piqué, pero el problema inquieta menos que la duda de Messi. En el pasado se afrontaron eliminatorias vitales con la zaga mermada y las reconversiones surtieron efecto. Ahora faltan Puyol y Mascherano, pero Busquets y Adriano están preparados para jugar en posiciones cada vez menos extrañas para ellos.

Ocurrió en la temporada 2008-09 el día del Iniestazo en la semifinal de Stamford Bridge, cuando Touré hizo de central por las bajas por lesión de Márquez y Gabi Milito. Y peor fue en la final, cuando Alves y Abidal se unieron por sanción a a las dos ausencias citadas. Acabaron jugando Puyol, Piqué, Touré y Sylvinho. En los cuartos de final 2009-10 ante el Arsenal coincidieron las bajas por sanción de Puyol y Piqué, algo que volvió a ocurrir contra los Gunners en la siguiente edición. Y el Barça siempre salió adelante, con laterales haciendo de centrales, centrales jugando de laterales o pivotes en el eje. Pero una cosa es encontrar soluciones en defensa y otra jugar sin Messi.