Cómo esquivar una vaca a 160 por hora y acabar ganando un rali

Pablo Gómez Cundíns
Pablo Gómez A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

«Es como colarse en una portería de fútbol sala a toda velocidad», explican Iván Ares y Álvaro Bañobre tras evitar de milagro un animal en el Serra da Groba

19 feb 2013 . Actualizado a las 17:22 h.

Sábado, 16 de febrero. Tres y pico de la tarde. Primer tramo del primer rali de la temporada, el Serra da Groba. Tras Pedro Burgo y Luis Vilariño, el Porsche 911 GT3 de Iván Ares y Álvaro Bañobre encara los 10.600 metros que significan el comienzo del Campeonato Gallego de Ralis.

La salida, apenas a cinco minutos del centro de Baiona. La meta, más allá del Alto da Groba. Ares quiere recuperar el autonómico que una vez ganó al mismo tiempo que el de kartcrós. Bañobre, también campeón, lleva corriendo el tiempo suficiente como para saber que hay que hacer volar al Porsche.

Alcanzan Chan da Lagoa al límite. Solo dos kilómetros para meta. La secuencia transcurre en doce segundos. Curva a la izquierda. Reducen marcha de quinta a tercera. Salen a una recta de unos cien metros. Otra curva, pero hacia la derecha, más rápida y ciega. Para salir a unos 190 kilómetros por hora. En circunstancias normales, claro. «Pero de pronto, vemos una vaca que cruza la carretera», explica Iván Ares, que continúa el relato: «Pienso, si hay una, vendrá otra. Así es, de manera que freno un poco, pero la vaca se para en medio de la carretera. Rectifico. Creo que paso, así que piso a fondo y me echo a la izquierda. Pero hay un mojón kilométrico de cemento».

El copiloto Álvaro Bañobre lo recuerda con intensidad. «Vimos las vacas cuando ya trazábamos esa curva a la derecha. La carretera tiene buen firme y es de dos carriles, pero el animal ocupaba el de la derecha. A la izquierda, me fijo en el hito kilométrico de cemento. La vaca nos mira. Yo la veo pegada al cristal. Todo se decide en medio segundo. No puedes clavar los frenos porque sabes que chocarás contra algo, probablemente contra la vaca. La única alternativa es buscar un hueco. Es como colarse en una portería de fútbol sala a 160 por hora».

Sigue cantando las curvas

Y lo hicieron de tal manera que incluso acabaron ganando el rali. Para el recuerdo quedan las notas cantadas por Bañobre, desde que encara la curva a la izquierda, recogidas por la cámara interior del coche: «Frenando para izquierda, 5 buena muy rápida, 100, pronto derecha 7 recta, 100, izquierda 7 menos aguantar... [en este momento se cruzan con la segunda vaca]... ¡mierda, me cago en su puta madre, mi má, qué librada!... derecha siete muy larga...».

Ares recuerda que no es la primera vez que se encuentra animales en la carretera, aunque hasta el momento fue en sesiones de entrenamiento. «Es algo difícil de controlar», concluye.

Su copiloto también baña de normalidad lo sucedido en el Rali Serra da Groba, aunque ya vivió algo parecido hace dos años en el mismo tramo al lado de Alberto Meira: «Ahí se demuestra la pericia del piloto, pero cuando competimos nos encontramos con otras situaciones de máximo riesgo, como salir pegados a un eucalipto, o resbalar con el barro. Nuestra única ayuda son las notas en un papel. Así que lo que hay que hacer es marcar el mejor tiempo. Es decir, acabar el tramo como Dios manda».