Tito Vilanova: «Quería curarme por mis hijos»

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Toni Albir

Tito Vilanova, al que destacan por su carácter reservado y familiar, relató el pasado domingo cómo había afrontado el primer golpe de su enfermedad

20 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

«Era como alguien que llega a casa cansado y se tira al sofá sin ganas de hacer nada hasta que se le quema la casa y saca todo lo que tiene para correr. Pues yo hace diez meses que corro». Tanto esfuerzo para regresar al punto de partida. El pasado domingo, Tito Vilanova (Gerona, 1968) hablaba de su enfermedad en un programa solidario de la cadena TV3 y explicaba como vivió aquel primer encuentro con el cáncer. «Cuando me comunicaron lo que tenía, fue un momento duro y pensé en mis hijos más que en mí. Creía que aún me necesitaban. Quería curarme por ellos».

El día de la operación, el 22 de noviembre del 2011, lo afrontó «muy tranquilo», sin que Carlota y Adrià supieran lo que ocurría. «Hablé con la doctora a solas y tenía claro cómo hacerlo. La confianza que me transmitió hizo que entrara al quirófano como quien va a tomar un café en una terraza». Una calma que aquellos que le conocen destacan como su gran virtud.

En la lista de quienes compartieron peripecias con el técnico culé está Patxi Salinas. «Coincidimos como jugadores en el Celta, en el curso de entrenador en Melilla, y cuando yo dirigía la Gramanet y él era secretario técnico del Figueras», recuerda el actual míster del Melita maltés. «¿Qué puedo decir de él? -reflexiona- pues que siempre asumió el rol que le tocó en la vida y eso no es nada fácil. Apenas tuvo minutos en Vigo y jamás protestó. Muchos ni recuerdan que jugó allí ¡Y no estuvo un mes, estuvo tres años!».

«Llevaba el Barça con él»

«Y otra cosa -añade Salinas-: llevaba el Barça con él. Todos los conceptos de los que hablaba procedían de allí y siempre que ponía un ejemplo era sobre el Barça. Estaba absolutamente marcado por esa filosofía, es como si su sueño fuera sentarse en ese banquillo».

Lo cumplió a finales cuando Guardiola dio un paso al costado y el club decidió confiar en su segundo para mantener la línea. Tito relevó a su amigo, con el que compartió aquel duro trance hace más de un año. «Teníamos los resultados de las pruebas y cuando fui con Montse, mi mujer, estaban allí por sorpresa los doctores del club y Pep con Cris (su pareja). Entonces pensé. ?Uf, sí que está mal la cosa?».

Mal estaba. Un tumor en la glándula parótida que hace poco parecía completamente superado. «Tito Vilanova está bien, curado y libre de enfermedad», anunciaba el doctor Pruna el pasado 12 de mayo. Poco después, se conocía el nombre del sustituto de Guardiola al frente del primer equipo. «Quizá con lo que he pasado, entrenar al Barça sea un juego de niños», reflexionaba el gerundense el día de su presentación. Y hasta ahora, prácticamente lo ha sido. Con él, los azulgrana han logrado el mejor arranque de la historia de la Liga (15 victorias y un empate), ha sido primero en su grupo de Champions y tiene encarrilado el pase en Copa.

Irreprochable registro de un hombre «extremadamente inteligente y observador, serio y reservado», del que Salinas también destaca su «carácter familiar». Y a la familia se agarra Tito en la segunda vuelta de su carrera contra el cáncer.