Un estudio asegura que la mitad de los futbolistas de las Ligas europeas se arruinan tras retirarse

Colpisa

DEPORTES

La consultora Schips Finanz asegura que los casos de bancarrota en los deportistas no son exclusivos de Estados Unidos

31 oct 2012 . Actualizado a las 20:40 h.

Muchos son guapos, ricos y famosos. Manejan sueldos que marearían a cualquiera y cuesta imaginar que algún día puedan notar la crisis. Pero no sería tan extraño. La consultora Schips Finanz asegura que el 50% de los futbolistas de las Ligas europeas se arruina al poco de abandonar el deporte. Y si en Europa la estimación es de la mitad de los deportistas, en EE.UU. la situación es aún más alarmante. Según la misma consultora, el 78% de los jugadores de la NFL lo han perdido todo solo dos años después de su retirada. En el caso de la NBA esto ocurre en el 60% de los deportistas a los cinco años de abandonar las canchas.

Son millonarios prematuros, y la gestión de su fortuna, todo un manual de malas prácticas. Esta realidad ha salido a la luz en EE.UU. tras la emisión en la cadena deportiva ESPN del documental Broke (Arruinado), en el que se deja muy claro lo que no se debe hacer para gestionar de forma adecuada el dinero. La idea de que para muchos jugadores después del estrellato viene la decadencia, algunos caen incluso en las drogas o el alcohol, es vieja. Los casos de Garrincha en Brasil, George Best o Paul Gascoigne en Reino Unido, suelen citarse como ejemplos de lo anterior.

Recientemente Marcelo Bielsa, técnico del Athletic de Bilbao, tildó a sus jugadores de «millonarios prematuros» tras perder las dos finales que disputaron la temporada pasada. El ghanés Souleymann Sané, que en los años 80 jugó en varios clubes de la Bundesliga, llegó a ganar durante su carrera cerca de 2 millones de euros, lo que a muchos les bastaría para jubilarse. Hay casos más recientes como el del brasileño Ailton, quien fue campeón alemán con el Weder Bremen y que en sus épocas de éxito llegó a gastar 100.000 euros mensuales en ropa. Está según Sport Bild, al borde del colapso financiero.

Sergio Marrero, exjugador de Las Palmas y del Atlético de Madrid, ha recorrido gran parte de los juzgados de España por delitos relacionados con el tráfico de drogas después de que acabara de manera prematura su carrera deportiva. El exfutbolista belga Jean-Marc Bosman, cuya querella judicial contra la normativa de traspasos en el fútbol propició la llamada ley Bosman, es alcohólico y sobrevive gracias a subvenciones estatales en Bélgica, según el diario The Sun.

En EE.UU. los jóvenes que llegan a profesionales se convierten automáticamente en millonarios. Dante Wesley cuenta en Broke cómo pasó de recibir 86 dólares semanales en su equipo universitario a encontrarse con un cheque de 330.000 dólares de bienvenida a la NFL. Jamal Mashburn firmó un contrato de 33,5 millones de dólares cuando llegó a los Dallas Mavericks de la NBA en 1993. Eso, sin contar acuerdos comerciales. Y LeBron James recibió 90 millones de dólares para ser imagen de Nike en 2003. Tenía 19 años.

«Muchos jugadores no saben ni cómo abrir una cuenta», asegura Mashburn en el documental. «De repente, te conviertes en consejero delegado de una gran compañía, y no tienes ni idea de cómo gestionarla», asegura otro jugador. Si seguimos con la NBA, el caso más escandaloso de jugador en bancarrota es Scottie Pippen. El alero, compañero precisamente de Caffey en los 90, es uno de los 50 mejores jugadores de la historia, pero lo perdió casi todo. Con 42 años llegó a aceptar una oferta para jugar con un equipo finlandés en una gira de exhibición. Hace unos años Charles Barkley reconoció hacer perdido 10 millones de dólares apostando, con picos de locura como dejarse dos millones y medio en el blackjack en apenas seis horas.

El gran despilfarro

La década de los 90 fue la del despilfarro. Coches, joyas, casas, apuestas...Un millón de dólares en anillos y collares asegura que se gastó Andre Rison, exjugador de la NFL, que en el 2007 se declaró en bancarrota. Pero las razones para su declive financiero son más complejas: inversiones nefastas, divorcios millonarios (Michael Jordan pagó 150 millones por el suyo); agentes y asesores financieros sin escrúpulos, costes médicos que se disparan cuando ya no hay ingresos por el deporte -el 65% de los jugadores de la NFL se retira con lesiones crónicas-; o entornos familiares que devoran el patrimonio. Bernie Koser recuerda como su sueldo como quarterback en la NFL se diluía en ayudar a entre 25 y 50 familias.

En la MLB de béisbol, Jack Clark, la estrella de los Boston Red Sox a comienzos de los 90, se arruinó estando todavía en activo. En 1992 debía casi siete millones por una serie de malas decisiones financieras.