Europa remonta y se lleva la Ryder Cup

La Voz

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El alemán Martin Kaymer, el jugador que menos había aportado, dio el punto del empate a Europa, el que necesitaba para retener el título; y Francesco Molinari empata con Woods

01 oct 2012 . Actualizado a las 15:34 h.

Hoy se ha marcado un hito en la historia de la Ryder Cup. Nunca antes hasta ahora Europa había remontado cuatro golpes en contra en terreno americano. Sí lo había hecho Estados Unidos en 1999 en Brookline, con aquella dura remontada de Justin Leonard sobre José María Olazábal en el hoyo 17 que provocó la invasión del campo. Han tenido que pasar trece años años y siete Ryder para que Europa les haya devuelto la pelota y en su casa.

Si hay que empezar a creer en los Reyes Magos, este es el momento.

Pedíamos a Seve Ballesteros un milagro y parece que el maestro cántabro, allí donde esté, oyó todas las palabras, los susurros, los rezos, los homenajes que todo Medinah lanzaba hacia el cielo. Él no iba a dejar a su amigo Olazábal sufrir esta Ryder solo, pese a todo se le puso muy en contra durante los dos primeros días.

La 39 edición de la Ryder Cup se decidió entre tres de los jugadores que peor han jugado este torneo: Stricker-Martin Kaymer y Tiger Woods en su partido con Molinarie, un jugador del que dijo Olazábal, que si alguien podría frenar a Tiger era él, como así fue. Los cinco jugadores más fuertes de equipo europeo hicieron su trabajo a primera hora de la tarde y cinco puntos cayeron del tirón. Tuvieron que pasar más de cuatro horas para que el primer punto cayera del lado americano. Luego los ojos se volvieron a García, que no acababa de imponerse a un correoso Furyk, pero lo logró en los dos últimos hoyos. Con 13 en el marcador y tres partidos por finalizar, el milagro estaba más cerca. Hanson perdió, luchando como un jabato.

Y de pronto todo quedaba en manos de Kaymer y Molinari y sus partidos empatados. El alamán tomó una inesperada ventaja en el 17 tras fallar Stricker el putt y no dudo en embocar el definitivo en el 18 para retener el título. De nada valían las imágenes que las televisiones emitían sobre otro alemán, Bernhard Langer, que en 1991 falló un putt parecido. Y la locura se desató en el green, y por contraste Olazábal lloraba como un niño. Ya sin mucho entusiasmo, Woods falló el putt final en el 18 para darle a Europa otro medio punto.

Europa vuelve a casa con la Copa

La estrategia de José María Olazábal funcionó a la perfección.

Sus cinco hombres fuertes ganaron sus partidos. Luke Donald dominó a Bubba Watson de principio a fin y dio el primer punto para Europa. En ese momento, siete partidos se encontraban empatados en el marcador y cualquier cosa podría pasar.

Pero entonces, los puntos empezaron a caer del lado europeo, Paul Lawrie fue el siguiente en un demoledor 5 y 4 contra Brandt Snedeker, primer punto para el escocés en esta Ryder. Luego el disputadísimo partido entre Rory McIlroy y Keegan Bradley, la estrella revelación del equipo americano, imbatible junto a su compañero Phil Mickelson. Un partido tenso, donde se ha notado mucho la presión del público que adora a Keegan pero en el que nunca estuvo por delante del irlandés. Dos birdies seguidos de Rory, 14 y 15, le dieron los dos de ventaja que necesitaba y que aguantó hasta el final. Era el tercer punto para el equipo que dirige José María Olazábal.

Y eso que salió al campo sin entrenar. Es más llegó al tee del 1 por la mañana con el tiempo justo para clavar la bola y salir. Y es que el irlandés y su padre estaban viendo la tele en el hotel y les confundió las horas de salida que indicaban la hora de emisión pero con el horario de Nueva York. Ya en el ascensor del hotel alguien le dijo que le quedan 25 minutos para salir. «Por fortuna había una patrulla de la Policía que nos fue abriendo camino. Casi se me sale el corazón conduciendo.

Llegué al vestuario, me puse los zapatos y al Tee corriendo», comentaba ya divertido Rory y con el punto en el bolsillo.

Las cosas sucedían a velocidad de vértigo, casi sin tiempo para pensar y mirar las tres pantallas de televisión en la sala de prensa.

Y sin tiempo casi a que Rory y Bradley se dieran la mano, por detrás se oía el ¡Go Europe! cuando Justin Rose embocaba un putt de extremo a extremo del green en el 17 que hasta su rival Phil Mickelson que había dado un golpazo a la bandera, aplaudió. Pero si bueno fue el putt del 17 el del 18 le dio la puntilla a Mickelson. Ahora sólo Ian Poulter era el único jugador en ganar todos sus partidos.

Ya estaban los cinco primeros puntos en el marcador europeo. 11 a 11. Y otra Ryder comenzaba, la que cada punto valía su peso en oro.

Y los ojos se volvieron a McDowell, García y Westwood. Sólo necesitábamos tres puntos puntos para empatar y retener el trofeo. Lee llevaba su partido encarrilado frente a Matt Kuchar y lo remató en el 16. Salió la veteranía británica al final, cuando más se le necesitaba. McDowell no dio todo lo que se esperaba de él y no tuvo ninguna opción contra Zach Johnson, sólido, concentrado y acertado en el green, todo lo contrario que el irlandés.

Y ya estábamos en el punto crucial de esta Ryder, el de Sergio García. Imprescindible si Europa quería seguir aspirando a retener la Copa, esa que tanto han pedido en nombre de Seve Ballesteros. No sé si fue Seve, si fue el espíritu de Jose Mari sus ganas de ofrecerle la Copa a su gran amigo de Pedreña, o la rabia contenida de los jugadores que han esperado hasta el final para ofrecernos sus 'momentum'.

Los puntos iban cayendo con cuenta gotas de lado americano. Tuvo que pasar tres horas y media desde el comienzo de la ronda final para que Dustin Johnson diera la primera victoria para el equipo que comanda Davis Love III. Ellos solo necesitaban cuatro puntos, Europa ocho; pero el milagro parecía cada vez más real. Todo estaba en manos de Sergio.

El partido contra Jim Furyk estaba resultando osco, incómodo, tenso, con alternancias en el marcador, pero era absolutamente necesario ya que por detrás, Peter Hanson hacía lo indecible por empatarle el partido a Jason Dufner y aunque el sueco hacía malabares el impertérrito americano no cedía ni un ápice.

Las banderas azules volvían a ondear, y los americanos comenzaban a temerse lo peor. ¿Iban a ser incapaces de ganar cuatro puntos y medio para ganar la ansiada Copa Ryder?

García estaba dispuesto a que esto no ocurriera y dar una oportunidad al alemán Martin Kaymer contra Steve Stricker y al italiano Francesco Molinari en su partido contra Tiger Woods.

Ya lo dijo Olazábal el sábado por la noche. «Si alguien puede ganar a Woods ese es Molinari. Y si la Copa tiene que decidirse entre los dos, no dudes que yo aposaría por Molinari». Molinari pidió consejo a su capitán en el tee del 17, el complicadísimo par 3 que ya costó a los europeos varios puntos.

«Bueno, necesitábamos al menos un punto más para tener alguna opción», dijo Sergio al término de su partido, emocionado tras derrotar a Furyk, remontando en los dos últimos hoyos, porque inexplicablemente, Furyk cometió dos bogeys en los dos hoyos finales, fallando dos putts de esos que ayer le entraban todos a los americanos.