Un fallo garrafal de Victor Valdés le pone emoción a la vuelta de la Supercopa

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado LA VOZ

DEPORTES

Toni Albir

El Barcelona desplegó mucho mejor fútbol pero no logró reflejar su dominio en el marcador

24 ago 2012 . Actualizado a las 14:51 h.

La última vez que conectaron Özil y Ronaldo en el Camp Nou, decidieron la Liga. En esta ocasión, su alianza sirvió para descorchar la Supercopa. El Barcelona, que monopolizó la pelota de forma estéril durante la primera mitad, no inquietó la portería de Casillas hasta que encajó un cabezazo del portugués a la salida de un córner. Corría el minuto 57 de un partido que hasta entonces había seguido el guion esperado.

Pedro respondió en la siguiente acción. El canario ganó la espalda de Coentrao y transformó un excepcional pase de Mascherano. El Madrid, que hasta el momento no había concedido ocasiones claras al eterno rival, pagó su debilidad en el flanco izquierdo. Casillas hizo valer su experiencia y trató de enfriar el ritmo reponiendo chuletas en el césped y ajustándose los guantes cuando tenía que poner el balón en juego. Pero sirvió de poco.

El conjunto de Tito Vilanova comenzó a bordar el fútbol y a cobrar en oportunidades su dominio. Echó en falta un rematador. El segundo tanto culé llegó de penalti. Ramos, por mucho que señalase la pelota, barrió a Iniesta de forma clara dentro del área. Messi engañó a Casillas y aprovechó para espantar los fantasmas del Chelsea y mandar al Madrid a la lona. El equipo de Mourinho sufrió ante un Barça crecido bailando al son de Andrés Iniesta y de Sergio Busquets. El de Fuentealbilla atrajo a toda la defensa merengue y descargó la pelota hacia Xavi, que batió a su amigo. Al Madrid le tocaba abrir el paraguas. Pudo llegar el cuarto, pero un acierto de Casillas y un error garrafal de Valdés propiciaron que el partido de vuelta ganase en emoción. Hacía tiempo que no se recordaba un fallo tan grave del cancerbero catalán.

Adriano envenenó una pelota sencilla. El brasileño cedió el cuero a la pierna mala del portero. Di María, que merodeaba por ahí, olió sangre y apretó la jugada. Y Valdés, en un exceso de confianza, intentó quebrar al argentino, pero se acabó enredando y no le quedó más remedio que rescatar la pelota del fondo de la red.

Con este resultado, el Madrid vuelve a encontrar petróleo en el Camp Nou con una propuesta sencilla pero eficaz. Por su parte, el Barcelona deja escapar una gran oportunidad para ponerle el lazo al primer trofeo del año.