El Celta cae ante el Málaga en su retorno a Primera división

DEPORTES

Oscar Vazquez

La falta de acierto y una gran actuación del meta Caballero frenan un buen partido de los celestes

19 ago 2012 . Actualizado a las 02:39 h.

El goleador más joven de la historia de Primera división amargó el reestreno del Celta en Primera división. El camerunés Fabrice, de 16 años, marcó el único gol del partido, lo que en sí ya era una noticia al margen de la precocidad del delantero malagueño. Un partido con varios tiros al palo y grandes paradas de los guardametas castigó al Celta, que tuvo ocasiones para ganar. Pese a un cambio de sistema, el equipo de Paco Herrera generó suficientes ocasiones para sacar algo positivo, sobre todo en un segundo tiempo de infarto. No encontró premio el conjunto celeste ni siquiera en el tramo final, donde Caballero se vistió de héroe y Cabral encontró el larguero cuando todo Balaídos cantaba el gol.

5 años se hacían demasiado para Vigo sin Primera división. Después del anhelado ascenso, el Celta mantuvo el bloque y estructura de equipo que le dio el boleto de vuelta a la máxima categoría. Javi Varas, Augusto Fernández y Cabral dieron las puntadas del nuevo proyecto en el once inicial de Herrera contra el atormentado Málaga. Pero la mayor novedad vino en la disposición de Álex López. Con muchos ojos puestos en el ferrolano como posible revelación de la Liga, su puesto como interior izquierdo y el consiguiente 4-4-2 del Celta sorprendió a los habituales de Balaídos. Comenzó vibrante el Celta con toque de vértigo y escasa llegada, pero acabó creando más peligro agazapado a la contra aprovechando el optimismo ofensivo de los laterales del Málaga.

Iago Aspas, hiperactivo y protestón, llevó el uy a las gradas con dos pases de gol en sendas contrar cortados in extremis. De Lucas se llenó de balón tras un centro de Roberto Lago peinado por Aspas. Y Álex Lópex tuvo la más clara ocasión con un tiro desde dentro del área tras asistencia de Iago. Llegaron todas ellas al contragolpe, después de unos minutos en los que el Celta combinó bien pero no hizo daño. Augusto Fernández y De Lucas se intercambiaron para aparecer como segundo delantero al lado de Aspas, quien atacó sin disimulo la rigidez de Demichelis, pero el equipo de Herrera echó de menos el intervencionismo de Álex López, un cuerpo extraño partiendo desde la izquierda.

El Málaga amenazó porque la movilidad de sus hombres de ataque encontró espacios a espaldas del centro del campo vigués, que sufrió también en las ayudas a los laterales. Terminó teniendo algo más de posesión el equipo de Pellegrini, que rozó el gol cuando Isco erró a puerta vacía tras la parada de Javi Varas ante Joaquín. Tuvo el portero un par de intervenciones de mérito aunque al Málaga le faltase un delantero de referencia para culminar el buen toque de Isco, Portillo y Joaquín. Pero el Celta tenía bien el partido para buscarle las cosquillas a los centrales del Málaga.

Algo más que cosquillas encontró en el arranque del segundo tiempo. Se echó un paso atrás el Celta y encontró un pasillo a espaldas de Weligton. Pero ahí a De Lucas le falló puntería en sus tres ocasiones consecutivas, a cada cual más clara. Encontró buenos lanzadores en Álex Lópex y Augusto Fernández, pero el catalán encontró a Caballero dos veces y un beso al palo en la tercera. El vendaval amainó pero no desapareció. Ateniéndose al plan y al pasillo de Weligton y Monreal, Hugo Mallo centró con mucho peligro y De Lucas también, con Caballero sufriendo en cada lance. Pero al Celta se le hacía largo el campo y los cambios se hacían esperar.

Mientras, el Málaga fue con ritmo de diésel. Poco a poco, volvió a recuperar toque y con la entrada de Eliseu, Buonanotte y el adolescente Fabrice ganó en profundidad. Reventó el disparo Isco en la cruceta y Fabrice, de 16 años, casi emboca el balón suelto. No perdonó en su siguiente intervención: recortó en la frontal y disparó con rosca al palo de Varas, pero Buonanotte recogió el guante, lanzó un seco recorte sobre Álex López y centró para que Fabrice, con la rodilla, empujara el 0-1. Para cuando entró Mario Bermejo en el Celta ya era un poco tarde: el acierto y un gran Caballero le habían traicionado.