Hacia la gloria como un monje

Paulo Alonso Lois
paulo alonso lois CERVO / LA VOZ

DEPORTES

VÍTOR MEJUTO

David Cal afronta la recta final de su concentración en Cervo, donde lleva una vida espartana dedicada en cuerpo y alma a entrenar en un ambiente humilde y apacible

22 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Una canoa cruza el embalse del río Cobo, con una motora como escolta. Nada distrae ni inquieta a la pareja, uno repite series, interpreta datos, ajusta la técnica para el día en el que se juega, como mínimo, cuatro años, y otro toma tiempos, traslada ideas, anima, motiva. La tranquilidad resulta absoluta en este rincón del concello de Cervo, en A Mariña lucense. Es el retiro monacal del piragüista David Cal, en busca de un doble desafío, convertirse en el olímpico español más laureado de la historia y en el canoísta con mejor palmarés de todos los tiempos. El reto se decidirá en el lago Dorney de Eton, media hora al oeste de Londres, pero se trabaja en un embalse que permite recrear todas las condiciones que se puede encontrar el palista de Hío en los Juegos.

«En el 2009 pasamos dos semanas en Londres para ver la pista, las condiciones y el clima. Así que en el 2010 vinimos a probar si nos servía. El tiempo es muy similar al de allí. Y el sitio nos gustó por el río, el gimnasio, el pantalán... El embalse tiene dos pistas en forma de cruz para entrenar en cualquier dirección, según lo que podamos encontrar allí», explica Cal.

Llegaron el pasado 20 de mayo para abrir una última concentración de once semanas. Cada día, su entrenador, Suso Morlán, consulta los datos de la estación meteorológica de Dorney. En función del viento, su principal preocupación, casi lo único que no pueden prever, eligen la pista para entrenar ese día. Junto al embalse, un pantalán y un sencillo gimnasio completan todo lo necesario para su preparación. La zona ofrece parajes para perderse corriendo como un deportista anónimo. No quieren grandes medios y allí, aislados, evitan distracciones. Llevan una vida espartana, de la pista al hotel, y del hotel a la pista.

La concentración para afinar la forma repite la rutina previa a los anteriores Juegos Olímpicos. En Trasona (Asturias) prepararon la cita de Atenas 2004, que se saldó con un oro y una plata, y en el salto de Saucelle, una caldera aislada en la provincia de Salamanca, se adaptaron al calor que se iban a encontrar en Pekín 2008, donde sumaron otros dos subcampeonatos.

En un ambiente humilde y apacible, Cal transmite confianza cuando afronta las dos últimas semanas en Cervo. La preparación calca los plazos previstos para que se cuelgue el próximo 8 de agosto la medalla en C-1 1.000 metros. Desde hace años, fue quemando etapas. Descansó en el 2009, cargó el cuerpo con hasta 4.394 kilómetros en el 2010, más que en ningún otro momento de su carrera, se clasificó para los Juegos al ser subcampeón del Mundo en el 2011 y ahora afina su forma para volar. «Hoy es mejor palista que en las dos anteriores citas olímpicas porque tiene más información y la sabe interpretar mejor. Ahora mismo atraviesa su plenitud, que en un deporte de resistencia como el nuestro se alcanza entre los 29, su edad actual, y los 33 años», explica Morlán.

Cal sabe que va por buen camino, y el cronómetro que se mantiene pegado a su entrenador lo confirma. «Los tiempos de referencia que tenemos de los días previos a los Juegos de Atenas y Pekín los vamos mejorando poco a poco. Las sensaciones están siendo muy buenas. Voy a por la quinta medalla», reconoce. No viajará a Londres hasta el próximo 3 de agosto, para aprovechar la tranquilidad de su retiro hasta el final. Palada a palada hasta completar este año 3.850 kilómetros sobre su canoa, 14.000 desde que empezó el ciclo olímpico.