Los jugadores del Lugo firmaron una conexión única para lograr el ascenso
28 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Historia 21 futbolistas inolvidables
Todos lo dicen: el éxito del Lugo lo ha sido por la consecución de una unión sin fisuras en el seno del vestuario. Por conformar un plantel de amigos, mutados en héroes para siempre en el corazón de la hinchada rojiblanca. Los llantos de los futbolistas en su despedida, las camisetas con dedicatorias regaladas entre todos, son solo un indicativo de la conexión a la que llegaron.
Escalona
Talla inmensa en el momento clave. Condicionado por la lesión en pretemporada, estuvo a la sombra de Diego Rivas. Mostró su inmensa talla en la final.
Diego Rivas
Se destapó un gran portero. Le tocó asumir el rol principal. Y se destapó como un meta de grandes reflejos. Se lesionó contra el Baleares en Palma, en un partido en el que salvó al Lugo.
Aitor
El corredor infatigable. Pese a un comienzo irregular, al final se hizo con la titularidad en el lateral derecho. Defensor pegajoso y de carrera infatigable.
Manu
Monumento al capitán. «¡Hay que hacerte un monumento!», le decía Setién tras marcar el penalti del ascenso, y es imposible no emocionarse al recordar su llanto a la carrera. Solo no jugó un partido. Un ejemplo.
Fran Pérez
Velocidad y contundencia. Cuando tuvo la oportunidad se mostró como el central más contundente. Una lesión contra el Baleares le apartó de la final.
Belfortti
La serenidad del pulso firme. No se le recuerda un solo gesto brusco en su trato al balón, en sus salidas a por los atacantes rivales... Un baluarte en la fase de ascenso.
Víctor marco
El comodín en la zaga. Este año jugó solo como central, y fue siempre el elegido por Setién para el puesto zurdo. Una lesión lo alejó de la titularidad.
Garrido
La fuerza y el golpeo de cabeza. Le tocó banquillo buena parte de la Liga. Aprovechó todas sus oportunidades para mostrar su fuerza, insuperable por alto.
Pita
El motor. El Lugo jugó a lo que él quiso. Si estaba bien, el balón circulaba y los rojiblancos dominaban. Su partido de ida contra el Cádiz, para enmarcar.
Zarandona
Recorrido y entrega. Sus oportunidades fueron pocas. En la fase apareció como titular en Éibar y Palma, y destacó por su recorrido y entrega.
Rubén García
La experiencia. Se volvió casi imprescindible en el tramo final. Su principal virtud, darle pausa al juego con su gran calidad.
Quero
Verticalidad y velocidad. Dueño del ataque diestro. Vertical y rápido, sus goles en la promoción dieron alas al equipo.
Luismi
Expresión de calidad. El penalti que transformó en Cádiz lo define: clase a raudales y tranquilidad en el momento clave. Suplente, siempre rindió.
Liru
Intermitencia. Sus ganas de agradar, de rendir, le condicionaron, pues precipitó sus recuperaciones tras lesionarse.
Iago
La voz de la cantera. Es el símbolo de que los de casa también pueden tener sitio. Su rendimiento y determinación ocultaron su condición de juvenil.
Iván
Un año en el ostracismo. Pasó de imprescindible el año pasado, de héroe para los aficionados, a no contar apenas para Setién.
Belencoso
La furia. Sus celebraciones reflejan su carácter: entrega, rocoso entre los centrales... Y goles en el momento cumbre.
Berodia
De ídolo a secundario. En el arranque del curso mostró su repertorio de clase a raudales, pero se fue apagando, y desapareciendo de los planes de Setién.
Isma
Talento y reivindicación. En Lugo pasaba un tren para reivindicarse como el superclase que es, y lo cogió al vuelo, camino de Bilbao en Primera.
Javi Rey
La elegancia. Juega con esmoquin. Como Isma, en Lugo se reivindicó. Cuando estuvo con confianza fue insustituible.
Monti
A todo campo. Todocampista. Para Setién, necesario. Jugó en ataque, en creación y en defensa. Y cumplió siempre.