Rosberg da la cara y Schumacher la cruz para Mercedes en China, mientras Alonso es noveno

DEPORTES

ALY SONG

16 abr 2012 . Actualizado a las 19:51 h.

Han tenido que pasar cincuenta años para volver a ver a Mercedes en lo más alto del cajón en un Gran Premio de Fórmula 1. En aquellos años era Juan Manuel Fangio el piloto que llevaba a la escudería de las flechas de plata hacia su época dorada, y en esta ocasión ha sido Rosberg el encargado de seguir, años después, con el legado que dejó el piloto argentino.

Todo estaba de cara para Mercedes. Sus dos pilotos habían conseguido conquistar la primera línea del circuito internacional de Shanghái y el coche se había mostrado durante todo el fin de semana muy competitivo. Pero una tuerca mal puesta en una de las ruedas del coche de Schumacher impidió al Kaiser volver a ser el campeón de las grandes ocasiones y dejó que toda la gloria recayese sobre un joven piloto alemán. Nico Rosberg llevaba el número ocho en su coche, el de la suerte en China, y la superstición surtió efecto.

La salida fue limpia y sin sorpresas, a pesar de la presión que había en muchos de los pilotos favoritos sobre el papel que se veían obligados a adelantar posiciones para no dejar escapar unos puntos vitales de cara al campeonato.

Rosberg, que salía desde la pole, consiguió tirar a buen ritmo y abrir un hueco en las primeras vueltas, que al final resultaría definitivo. Pero fue la diferencia de estrategia sumada a la igualdad entre escuderías lo que le dio vida y emoción al Gran Premio de China.

Los neumáticos blandos iban bien durante las primeras quince vueltas, pero después se degradaban demasiado y los coches perdían estabilidad. Los duros iban mal en un principio, pero parecían la mejor opción una vez pasadas las cinco primeras vueltas. Cada escudería apostó por su estrategia y fueron Mercedes y McLaren los que al final se llevaron el gato al agua.

Con Rosberg y Button en cabeza con la posición prácticamente garantizada, la pelea se centró en la tercera plaza. A falta de cinco vueltas Hamilton, Vettel y Webber comenzaron a jugar sus cartas, pero los neumáticos fueron definitivos. Hamilton, que había sido el último en cambiarlos, consiguió colarse delante de los dos Red Bull y subirse al tercer escalón del podio de Shanghái.

Alonso, que en un principio parecía que podía haberse metido en esta lucha, tuvo que desistir cuando se salió de pista intentando adelantar a Maldonado para meterse en los puntos. Salió noveno y terminó en la misma posición con un coche, que aunque ligeramente mejorado, no pudo competir de tú a tú con las grandes escuderías.

Por su parte, los dos pilotos de la escudería HRT consiguieron terminar la carrera. Pedro de la Rosa en la posición 21 y su compañero Narain Karthikeyan, un puesto por detrás.

La próxima semana se corre el Gran Premio de Bahrein al que Hamilton llegará como líder con 45 puntos, seguido de Button con 43 y de Alonso con 37. Nada está decidido y cualquier leve mejora puede ser definitiva en el Mundial de Fórmula 1 más abierto que se recuerda en los últimos años.