La historia está escrita por los vencedores, quienes tuvieron que someter a un pueblo que fue creciendo para terminar comulgando con esas verdades (?) que necesitan tiempo para que se conozca lo sucedido. La historia del fútbol español, ahora, se escribe en los anuarios que publican algunos medios y al aficionado le ayudan a conocer resultados y clasificaciones que ya son historia. Hablar de fútbol con responsabilidad, en el momento actual, es una obligación que se fue perdiendo y, en la mayor parte de los casos se pasa por alto analizar las causas que llevan a un equipo a la derrota, por sus fallos, a disculpar la mala actuación inventando motivos ajenos al partido. Dice Miguel Rico, comentarista catalán: «Justificar el resultado es más sencillo que explicarlo», y echarle la culpa a otro es también más cómodo que denunciar responsabilidades propias. La verdad del fútbol, más allá del resultado final, interesa poco o nada. El colega resalta que «la versión de lo que pudo haber sido y no fue, sí, conviene porque tapa y vende».
Esto último me hizo reflexionar en la mañana de ayer, leyendo el titular de las declaraciones del entrenador deportivista quien, terminado el partido, dijo: «Con el 0-0 al descanso y 11 contra 10, el Girona no nos gana». No podrá saberse si lo que dijo Oltra respondo o no a la realidad, pero algo cierto es que, de no ser por las paradas de Aranzubía, el tanteo adverso de Girona, hubiera rebasado el mínimo 1-0.