Oriol, el pívot que rebate la física

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

Juega con el ligamento cruzado anterior roto y el menisco dañado

28 mar 2012 . Actualizado a las 12:23 h.

¿Se puede jugar al baloncesto con el ligamento cruzado roto y con el menisco dañado? Oriol Junyent, pívot del Obradoiro, viene demostrando que sí a lo largo de la temporada. Sufre las dos lesiones y está haciendo un esfuerzo para no tener que poner pie a tierra en una campaña en la que el equipo lucha a brazo partido por lograr la permanencia en la Liga Endesa.

Lo curioso del caso es que desconoce cuándo y cómo pudo sufrir el percance en el ligamento. «Parece que llevo varios años así -comenta-. Nunca noté nada. En pretemporada, cuando me dañé el menisco en un mal apoyo, detectamos los dos problemas. Con una de las cosas puedes pasar, pero con las dos, y en la misma rodilla, es más complicado. Son gajes del oficio y lo importante es sumar para el objetivo común del equipo».

Convivir con el dolor

Nota molestias en la articulación, pero ha aprendido a convivir con ellas. Y lo que más le duele es no poder rendir a su mejor nivel: «Después de la temporada pasada, en la que me encontré muy a gusto, tenía muchas ganas de hacer cosas. Es verdad que el físico no es lo que más utilizo, pero, sin poder, a veces, saltar o sin poder moverte como te gusta, no es lo mismo. Casi es más el dolor moral que el físico».

El hecho de que pueda seguir en activo, aunque con limitaciones, es posible gracias a una ingente tarea en el día a día supervisada por el preparado físico, Óscar Viana: «Trabajamos mucho las piernas, musculando todo. La suerte de poder continuar jugando, según me han dicho los médicos, es que tengo buena musculatura. Eso compensa un poco la lesión, sobre todo el ligamento roto».

El pívot tiene claro su plan de ruta. Su primer deseo es que el Obradoiro garantice matemáticamente la permanencia para pasar por el quirófano y solucionar los problemas de menisco. Son los que le generan más molestias. Y desde hace unos meses sabe que ha jugado durante mucho tiempo con el ligamento cruzado roto, sin que ese percance haya afectado a su rendimiento. Espera seguir así.

Durante un tiempo Oriol Junyent prefirió no darle publicidad a su lesión: «No quería que nadie se preocupara y tampoco me gusta que, entre comillas, la gente pueda sentir pena por mí. Se planteó la opción quirúrgica, pero para mí era la última. En aquel momento no era fácil encontrar un pívot español para el equipo. En diciembre y enero fue cuando peor lo pasé. Ahí cambiamos las técnicas. Me pusieron inyecciones de ácido hialurónico y luego de plasma mezclado con la propia sangre. Pero el dolor absoluto no te lo quita nadie mientras no te operes».

Su mayor obsesión es «ayudar al máximo al equipo». Y añade: «Mis objetivos ya no son individuales. Son colectivos. Entiendo que para algún jugador joven pueda pesar más lo individual. Para mí, que Santiago siga en ACB es una meta muy bonita. Después de tantos años luchando por eso, se lo merece. Y me gustaría poner mi granito de arena para que el equipo continúe en la Liga Endesa».

A pesar de jugar con la rodilla maltrecha, sabiendo que no puede ofrecer su baloncesto de alta escuela, y a pesar de su veteranía, sigue disfrutando del deporte. Y se declara feliz de formar parte de un equipo en el que impera el espíritu colectivo. «Aquí todo el mundo aporta -subraya- y estamos compitiendo en todos los partidos. En la segunda vuelta llevamos un balance de cinco victorias y cuatro derrotas. A ver si podemos conseguir la permanencia. Pero, para eso, de momento, lo único importante es el partido del sábado en Fuenlabrada».