La polivalencia llevada al máximo extremo en el fútbol

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

FIRMAS

Oier Sanjurjo comenzó de delantero y solo le queda jugar de portero

02 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Comenzó de delantero y ya se ha doctorado de central después de jugar de todo menos de portero. Así ha sido la vida deportiva de Oier Sanjurjo (Estella, 1986) la nueva sensación de la defensa del Celta que en el partido ante el Almería firmó un marcaje de bandera a Leo Ulloa.

Oier llegó tarde al fútbol. Hasta los diez años no se vistió de corto para patear el balón. Lo hizo en el equipo infantil de la ikastola en la que estudiaba en su Estella natal. Allí pasó los dos primeros años, para luego ingresar en el CD Estella, otros dos. Para entonces los ojeadores rojillos ya se lo querían llevar a la capital «pero yo quería seguir con mis amigos y pensé que si tenía que ir, ya iría más adelante, y así sucedió». Fue después de completar una temporada memorable con el Izarra. Siendo juvenil de primer año consiguió el ascenso a la División de Honor. Entonces Jesús Corera, el director del fútbol base de Osasuna, movió los hilos para llevárselo a Tajonar.

En Estella primero fue delantero -«y además marcaba goles, era habilidoso, rápido, un ratilla»-. En juveniles se convirtió en un centrocampista de banda, tanto por la derecha como por la izquierda, y en el Osasuna Promesas comenzó como pivote para más tarde hacerlo de lateral. «Es una virtud ser polivalente, es positivo, pero también tiene sus inconvenientes, porque a veces esa polivalencia es utilizada para tapar parches».

Alternativa de Cuco Ziganda

Entonces comenzó un año negro para el hoy central del Celta. Se rompió los ligamentos del cruzado anterior en Lleida, que le tuvieron seis meses parado, después contrajo la gripe A -«porque mi pareja trabaja con niños, ella la pescó y al final me la pasó»-, a continuación un choque con Toquero en San Mamés provocó una lesión del ligamento interno de la rodilla derecha y un año después le rompieron la nariz.

Tanto mal fario, unido a su testimonial presencia en el Osasuna (19 partidos de titular en tres años), le impulsaron a salir hacia Vigo el pasado verano.

Cualquiera de los dos opciones serían buenas para Oier. Volver a casa porque lleva el gen de Osasuna en sus venas: garra, sacrificio e intensidad; y porque dos de sus referentes balompédicos han hecho carrera en el viejo Sadar: Patxi Puñal y Crutxaga.

Lo mismo que quedarse en Vigo, en donde además de triunfar hasta se ha puesto a sacar el título de entrenador. Para saber de la teoría de la polivalencia.

PERFIL OIER SANJURJO MATÉ, central del celta

En poco más de un año sufrió dos lesiones de ligamentos y contrajo la gripe A

Comenzó a jugar a los 10 años en la ikastola y le dijo no a Osasuna la primera vez