El paradójico sufrimiento de Cristiano Ronaldo

Daniel García Marco

DEPORTES

JUAN MEDINA

«Cristiano es así, lo queremos igual», aseguró su compañero Sergio Ramos.

08 ene 2012 . Actualizado a las 22:09 h.

Cristiano Ronaldo esbozó hace poco algunas posibles causas de que se le discuta continuamente, pero ninguna termina de convencer ante los imponentes números del astro portugués.

Mañana, desde su casa de Madrid, verá con casi total seguridad cómo de nuevo y por tercer año consecutivo el argentino Lionel Messi levanta en Zúrich el Balón de Oro, premio al mejor futbolista del año.

Ser superado por el argentino es ya una frustración habitual.

Pero el sábado, en el estadio Santiago Bernabéu, en su casa, sí vivió una situación nueva que amenaza con convertirse en costumbre: una parte de la afición le silbó en señal de desaprobación, como ya ocurrió hace un mes durante la victoria del Barcelona en el clásico.

El asunto merece que se traslade la ya famosa frase de su técnico, Jose Mourinho: «¿Por qué?» Ronaldo anotó un gol en el triunfo del sábado por 5-1 ante el Granada. Lleva 21 en 17 partidos de Liga, por lo que la proyección a final de temporada lleva a pensar que batirá el récord de 40 tantos que estableció él mismo la pasada temporada.

Además, forma una sociedad mortal con los delanteros Karim Benzema y Gonzalo Higuaín. Y el Real Madrid es líder de la liga y es favorito también para la Copa y la Champions League europea. Muchos motivos para ser feliz.

El portugués, pese a todo, fue increpado y cuando en su décimo remate ante el arco del Granada encontró la red, rechazó los abrazos.

«Cristiano es así, lo queremos igual», aseguró su compañero Sergio Ramos.

Según los datos estadísticos de Alexis Martín, Cristiano es el primer jugador en 61 años que marca más de 20 goles en las 17 primeras jornadas de la liga española. Su equipo alcanza 61 en el mismo número de encuentros.

A puro gol, Cristiano incluso supera a Messi. Pero ante la frialdad de los números, otros aspectos terminan por amargar al crack portugués y de molestar a los aficionados.

Por ejemplo, los regates imposibles y las constantes faltas que se pierden en la tribuna: ha lanzado 107 en las dos últimas temporadas, de las que sólo 21 entraron entre los tres postes y apenas cinco acabaron en gol, menos de un cinco por ciento de acierto, según los datos de Martín.

«El público del Bernabéu le mira de otra forma desde el último clásico y él se resiente de ello», asegura hoy el diario deportivo «As». Y es que, como le pasa a Mourinho, cualquier récord de victorias y de goles se olvida si el Barcelona somete al club blanco continuamente. El crack paga la frustración de más de tres temporadas de dominio azulgrana y de Messi.

La hinchada, mientras, se entrega a Benzema, que golea como Ronaldo, pero que no da muestras de ansiedad. El francés cada vez es más lúcido en sus acciones. Golea, se asocia y con calma y en silencio acierta casi siempre en todas sus decisiones. El estadio Santiago Bernabéu lo despidió el sábado con una ovación, demostrando que se ha ganado el cariño de una afición exigente que pide más a Ronaldo.

El portugués difícilmente encontrará revancha mañana en Zúrich en la gala del Balón de Oro, a la que no asistirá porque el Real Madrid juega en Málaga el martes la vuelta de los octavos de final de la Copa del rey.

Pero puede llegar pronto. En cuartos de final de la Copa, dentro de diez días, se avizora un nuevo duelo con el Barcelona, el único causante del sufrimiento de Ronaldo.