El fútbol gallego, en concurso

josé m. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

FIRMAS

El concurso del Celta llevó a Horacio Gómez a los juzgados.
El concurso del Celta llevó a Horacio Gómez a los juzgados. ramón leiro< / span>

El Pontevedra se une a Compos, Celta y Ourense, que ya vivieron el proceso

06 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Galicia no es ajena al tsunami que amenaza con arrasar el fútbol español, fruto de un despilfarro que eleva la deuda total a casi 4.000 millones de euros, de ellos unos 700 con la Agencia Tributaria. Ayer fue el Pontevedra, un histórico que coqueteó en el ultimo lustro con la Segunda División, pero que purga sus excesos en la tercera categoría, pero antes, Ourense y Celta ya pasaron por el trance de acogerse a la Ley Concursal para poner en orden sus desfases financieros. El Compostela, ya a finales del 2004, pidió su entrada en concurso, pero la administración judicial entendió que la viabilidad de la sociedad era imposible y optó por la liquidación definitiva.

Aprobada para facilitar la viabilidad de las empresas en problemas, fue el Las Palmas el primer club que en el 2004 buscó su amparo en la Ley Concursal. Desde entonces, casi una treintena de clubes. Antes de acabar el 2011, el Valladolid fue el último, pero desde su entrada en vigor en el 2004, casi una treintena de clubes españoles han pasado o están inmersos en el tamiz del concurso. Entre ellos, Sporting de Gijón, Betis, Real Sociedad, Málaga, Levante, Murcia, Albacete, Recreativo, Alavés, Granada, Polideportivo Ejido, Cultural Leonesa, Cádiz, Mallorca, Lleida, Xerez, Hércules, Zaragoza o Racing de Santander. El fútbol, con un par de planes de saneamiento a sus espaldas, en muchos casos ha aprovechado una ley que nació para ofrecer viabilidad como una vía de escape o salvavidas para eludir el castigo deportivo, algo que la legislación impide desde el 1 de enero del 2012. En algunos casos, solo supone la antesala de la liquidación.

COMPOSTELA

Siete años para liquidar el club

El Boletín Oficial del Estado publicó en enero del 2011 el edicto que certificaba «la conclusión y archivo del concurso voluntario ordinario de la entidad SD Compostela S.A.D.», un procedimiento que comenzó en octubre del 2004, cuando el consejo de administración del club, incapaz de afrontar una nueva ampliación de capital tras su regreso a Segunda División, decidió acogerse a la entonces recién aprobada Ley Concursal. La administración judicial puso entonces en marcha un proceso de liquidación que finalizó siete años después, tras subastar por un lado la marca (el nombre) y por otro la gestión y explotación de los derechos deportivos. La capitalización de los activos apenas cubrió una mínima parte de los 10,8 millones de euros en reclamaciones.

OURENSE

Un pionero en el fútbol no profesional

El Ourense tiene el más que dudoso honor de ser el primer equipo ajeno al fútbol profesional en acudir al concurso de acreedores. Ejemplifica como pocos la voracidad especuladora privada, el despilfarro público y la nefasta gestión. El club ourensano pidió el concurso en enero del 2007, con una deuda de 5,6 millones de euros y después de que la empresa Bahía Internacional rubricara un buen negocio con la venta de las acciones a las instituciones públicas. Una quita del 85 % debería haber servido para sacar del pozo a un histórico que, como el Pontevedra, también purga sus excesos en Tercera División, pero las cuantiosas ayudas oficiales solo han servido para camuflar una situación ruinosa.

celta

Un proceso con responsabilidades

El Celta sacó adelante su convenio de acreedores en julio del 2009, un proceso que había comenzado año y medio antes. Con una quita del 85 %, la deuda del club pasó de unos 69 millones a 30, a pagar en diez años. Lo que para el club vigués podía haber sido una amenaza de liquidación lleva camino de convertirse en la tabla de salvación, siempre que cumpla con el austero plan de pagos. Pero, eso sí, los administradores concursales del Celta apuntaron a Horacio Gómez y a su ex director general, Alfredo Rodríguez, como posibles responsables de mala administración, lo que provocó un proceso judicial que declaró al expresidente celeste culpable de «irregularidades relevantes» para la incomprensión de la situación económica del club.