«El pulpo... ¡Madre mía! Eso sí que me gusta»

La Voz

DEPORTES

14 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Cuando llegó a Galicia, se mantenía en silencio escuchando en la mesa a sus compañeros del Xacobeo. «Estuve tres meses así, callado y escuchando. La verdad es que entonces no sabía decir ni sí ni no», cuenta Vladimir Isaychev, que se iba defendiendo recurriendo a sus nociones de italiano. «En el equipo hablaban bastante en gallego. Yo pensaba que aquello que decían de «si, home, si», era español [risas]. Pero poco a poco fui aprendiendo. Entiendo perfectamente el gallego, pero non falo moi ben», apunta.

Le va cogiendo el pulso al idioma gallego y también a la gastronomía. Pero, aunque conozca las ostras de A Pedra, en Vigo, hay otro plato típico por el que siente absoluta devoción. «El pulpo... ¡Madre mía! Eso sí que me gusta», confiesa.

Comida en la subida a Baiona

«Me encanta hacer un pícnic en la subida de Baiona, con vistas al mar. Aquí tienes mar y montaña. Mi amigo Gustavo Rodríguez, que coincidió conmigo en el Xacobeo, me quiere llevar a hacer escalada, pero a mí me da miedo», explica.

Pero sí que se ha apuntado a otras excursiones menos aventureras. «Estuve en Santiago de Compostela. Me gustaron mucho las pequeñas calles de piedra de la ciudad. También he estado en Pontevedra, en Teo... Tengo que que conocer otros sitios de Galicia. Como A Coruña. En cuanto pueda, haré una visita», dice.

Habla con cariño de sus ex compañeros de fatigas del Xacobeo. «Éramos como una pequeña familia, es una pena que aquello se haya acabado, pero es lo que hay», se lamenta. Incluso recuerda nostalgia de las bromas de la plantilla ciclista. «Ellos me vacilaban llamándome hijo de Putin», dice entre risas. No es un chascarrillo de digestión fácil para cualquier ruso. Pero sí para el humor de Isaychev.