«Sentí como mi vida finalizaba»

La Voz

DEPORTES

21 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Con el título «Persiguiendo un sueño que nunca se hará realidad, pero nunca dejaré de soñar», Pilar Hidalgo relata los detalles de su dolencia en pilarhidalgo.com. A continuación se recoge un extracto:

«Desde muy pequeña, me sentaba a seguir a Indurain y compañía, y con 8 años pensé: 'Quiero ser la mejor deportista en algo'. Han sido muchos los obstáculos que superé hasta el 6 de septiembre de 2009, quizá el más duro. Sentí como mi vida finalizaba, sin haber disfrutado de tantas cosas. Gracias a Dios coincidieron muchas cosas que han hecho posible que aquí esté para poder contarlo.

En la prueba de Puigcerdá, en la bicicleta, sentí una opresión anormal en mi pecho, mis piernas y brazos no me respondían, y decidí bajarme. Aún así, quería seguir a los chicos que me adelantaban. Cuando me encontraron, saqué fuerzas para hablar y que llamaran a una ambulancia. Quería que me sacaran el mono de competición, que me estaba ahogando, cuando solo era una sensación producida por la taquicardia ventricular. Intentaba concentrarme en respirar fuerte y profundo. Mi corazón latía a 280 pulsaciones, notaba que se me salía del pecho y que un descuido mío haría que se frenara para siempre.?Pese a las preguntas de los enfermeros y médicos de la ambulancia, quise hacerme la inconsciente para que me dejaran respirar con fuerza y no ponerme nerviosa. Llegué a cerrar los ojos, pero insistían y me hablaban para cerciorarse de que estaba consciente.

El 6 de septiembre volví a nacer. En urgencias tenía todo mi cuerpo rígido, las piernas congeladas, la mandíbula muy dolorida, la boca seca, y secreciones en la garganta...?Por fin llegó un médico, le cogí su mano y le dije lo que más deseaba: 'No me quiero morir'. Él me contestó: 'No te vas a morir. Te voy a inyectar esto (un líquido blanco) y te vas a tranquilizar'. Al cabo de un tiempo me desperté y la taquicardia había desaparecido.

Llorando como un bebé, vi a Seb, mi novio, empapado como si se hubiera tirado a nadar vestido. Ya en Sant Pau, tras estar ingresada en la UCI coronaria, me explicaron que la dilatación ventricular pudo empeorar por el deporte o ser congénita. Siempre pensé que un día podría estar con las mejores. Una frase dice que la esperanza es una cosa buena, de las mejores. Yo creo, y las cosas buenas nunca mueren...

Ahora, son dos noches casi sin dormir, estoy muy asustada y la medicación quizá también pone de su parte.?Ya estoy en casa, con mi familia. Quiero agradecerle a mucha gente todo. Espero que nos veamos por muchos años».