Dillard, un Pulitzer desde la poesía de la naturaleza

H. J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Errata Naturae

En los años 70 llegó a los Apalaches, de cuya íntima comunión salió el ensayo biográfico «Una temporada en Tinker Creek»

10 abr 2017 . Actualizado a las 07:29 h.

Puede parecer que esté de moda la llamada nature writing, la literatura que aborda la relación del hombre con la naturaleza, la que practican, podría decirse, seguidores y epígonos de la filosofía de Henry David Thoreau. La responsabilidad de esta bendita moda, en España, hay que atribuírsela en buena medida al sello Errata Naturae, que ha rescatado con mimo la obra de Thoreau y está editando (en su colección Libros Salvajes) verdaderas joyas de esta corriente literaria. Una de ellas es Una temporada en Tinker Creek (1974), un hermoso ensayo de carácter biográfico en que Annie Dillard (Pittsburgh, Pensilvania, 1945) narra sus días en un valle de las montañas Blue Ridge, en la cordillera de los Apalaches, Virginia, cuando, con 26 años, tras superar una neumonía que casi le cuesta la vida, deja la ciudad para instalarse en una casita junto al arroyo Tinker.

Dillard, como aconseja Thoreau, regresa a sus propios sentidos para explorar los alrededores «con temor y temblor» y relatar lo que ve, ese retorno a lo salvaje, con sus experiencias maravillosas y sus acontecimientos terribles, su belleza y su crueldad, porque de todo guardan los azares de la naturaleza. «Yo soy el astil de la flecha, tallada de arriba abajo por luces inesperadas e incisiones del mismo cielo, y este libro -dice- es el rastro perdido de la sangre». Pues bien, este libro, construido con una excelente prosa pero, sobre todo, con la exquisita sensibilidad para la observación y la reflexión que tiene Dillard, con su capacidad para dejarse llevar por la naturaleza, fascinarse, mimetizarse, fundirse («respiré el aire como si fuera luz; vi la luz como si fuera agua») con el entorno, para percibirlo, contarlo, no solo mereció el premio Pulitzer, sino que fue elegido por la prestigiosa Modern Library entre los cien mejores ensayos del sigo XX.

Dillard advierte de que no es científica pero aun así trata de dominar su yo poético inflamado para manejar lo que siente y poder pensarlo y narrar. Y lo cierto es que logra un equilibrio precioso muy pocas veces visto.

La escritora noveló la dura batalla de los pioneros en «Quienes viven»

Dillard ha escrito poesía, ensayo, ficción, crítica literaria, pero aquí apenas se la conocía por el volumen de apuntes sobre el oficio del escritor Vivir, escribir (2002) editado por la escuela madrileña Fuentetaja. Casi veinte años después de Una temporada en Tinker Creek, debutó como novelista con Quienes viven (1992), que llega también ahora al castellano. El sello Sabina estrena su colección de narrativa con esta poderosa historia de pioneros que mantiene el aliento de la autora en el lado salvaje, en la frontera, en la costa noroeste, en el estado de Washington, a mediados del siglo XIX. La violencia y la muerte -también la belleza insondable de la naturaleza- salpican los durísimos días de la colonización, un enfrentamiento cara a cara, desnudo, entre el hombre y el entorno más inhóspito. La destructiva máquina del progreso acaba sometiendo el territorio, pero la herida que deja en las familias es muy cruel. Épico.