James Rhodes: «Nunca me he puesto un esmoquin para tocar, es demasiado incómodo»

Javier Becerra
JaVIER BECERRA REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Kai Försterling | EFE

La publicación de Instrumental, su libro de memorias que ha vendido 100.000 ejemplares en España, ha convertido a este músico y divulgador en el hombre del momento

23 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es el hombre del momento. El músico y divulgador James Rhodes (Londres, 1975) está en boca de todos. La publicación de Instrumental, su libro de memorias del que ha vendido solo en España 100.000 ejemplares, es el motivo. En él expone cómo la música fue el clavo ardiendo al que se agarró para superar los abusos sexuales sufridos de niño y sus penosas consecuencias. «Ha sido bueno para mí escribirlo, aunque muy difícil. Me tuve que exponer, pero encontré mucha bondad y empatía. En particular, he sentido mucha generosidad en España», dice. Lo corrobora la última edición. Incluye una tarjeta de agradecimiento especial para los lectores españoles. El próximo 10 de marzo actuará en el Palacio de Congresos de Santiago. Supondrá su debut en Galicia.

-¿Imagina su vida sin música?

-Es algo inconcebible para mí.

-Afirma que a Beethoven se le escuchará en 300 años, pero no a Justin Bieber. ¿Está seguro?

-Bastante seguro. Creo que Beethoven tiene una profundidad y una resonancia que trasciende totalmente a su tiempo. Esa es la belleza de él para mí.

-¿Aprecia la música pop?

-Sí, mucho. Me encantan artistas como Lana del Rey, The Killers e incluso, de manera ocasional, Coldplay.

-¿Y qué artista pop cree que escuchará la gente dentro de 300 años junto a Beethoven?

-Pues seguramente a los Rolling Stones, David Bowie, The Beatles o Queen. Al menos, eso es lo que espero.

-¿Es un renovador de la música clásica, como dicen muchos?

-¡Dios, no! Solo quiero tocar el piano lo mejor que puedo y, con suerte, introducir a algunas personas en una música que sea nueva para ellos. Todos los músicos deben aspirar a eso.

-Muchos de sus lectores escucharon a Prokófiev por primera vez mientras leían su libro.

-¡Eso es tremendamente increíble! Y muy agradable para mí.

-¿Qué tiene que cambiar en la música clásica?

-En la música, nada. Pero en la presentación y todo el envoltorio que hay en torno a ella, muchas cosas. Se toma todo demasiado en serio.

-Su punto de vista genera controversia. Mucha gente piensa que vulgariza la música clásica. ¿Qué piensa usted al respecto?

-Les diría a esas personas que se relajasen y dejasen de ser tan pomposas.

-Por ejemplo, habla en los conciertos entre pieza y pieza. ¿Cree que es necesario explicar así la música clásica?

-No, pero creo que es bastante útil dar un poco de contexto a las piezas y compositores.

-Todo el mundo menciona su aspecto y cómo va vestido. ¿Alguna vez usó esmoquin?

-¡No! Nunca me he puesto uno para tocar, es demasiado incómodo. Llevo la ropa con la que me siento bien. Pienso que es ridículo vestirse con un atuendo simplemente porque las viejas convenciones lo dictan.

-En su libro se desprende la idea de que la mayoría de los genios en la música ha tenido problemas mentales o vidas dolorosas. ¿No es una visión muy desesperanzadora?

-Creo que todos tenemos problemas mentales y vidas dolorosas. Por suerte, la creatividad está ahí para proporcionar una distracción y una forma de salir.

-¿Sugiere que el dolor puede ser un impulso para la creatividad?

-De ningún modo. La gente crea pese al dolor, no por eso.

-En su caso cuando toca, ¿piensa en sus problemas o los logra evaporar?

-Un buen día todo desapareció y ahora estoy totalmente centrado en la música.

-¿No le da miedo ser famoso?

-Tengo miedo de todo. Y no creo que sea una persona famosa. Conozco a gente realmente famosa y eso sí que es aterrador para mí. Pero, de nuevo, lo único que quiero hacer es tocar el piano. Y escribir. Y tratar de ser una persona decente. La fama, si viene, es encantadora. Pero siempre, transitoria y fugaz.

-Escribe cosas muy duras, pero en muchos momentos usa el humor. ¿Es su particular modo de amortiguar el drama?

-Tenemos que reír más. De lo contrario, no haríamos frente a la realidad del mundo. Fíjate: Donald Trump, el brexit, abusos, hambrunas, enfermedades, pobreza.... Tiene que haber algo para contrarrestar estas cosas.

-¿Decir que una persona puede tocar a Bach en seis semanas, como afirma en su último libro, no es una provocación?

-De ningún modo. ¡Inténtalo! Si puedes concentrarte y encontrar 45 minutos al día para ello, tendrás éxito. Te lo aseguro Y te sentirás increíblemente bien.

-¿Conoce a alguien que haya podido tocar a Bach después de leerlo?

-Sí. Bastantes.