Mi catedrático en la farándula

Pablo Novoa TRIBUNA

CULTURA

29 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Comenzó el año con la muerte de David Bowie, «el hombre que vendió el mundo» y se acaba con la desaparición de Bibiano Morón, «el hombre que revolucionó el mundo». Al menos, el del pequeño universo de Vigo en el que vivió. Todo vecino de la ciudad amante de la cultura, así lo debería sentir.

Primero lo hizo como músico, colaborando con Voces Ceibes. Y luego, como cantautor en solitario o acompañado de Benedicto. En este apartado deja canciones claves de la música gallega como Abaixo a dentadura o Estamos chegando o mar. Además, como enorme agitador cultural, fue el hombre de las mil caras. Con su trabajo, nos hizo a todos un poco más felices. Es difícil olvidar todo lo que pasó por el Kremlin bajo su mano, los conciertos del auditorio del parque de Castrelos, el Para Vigo me Voy, su labor pionera en la Universidad Popular, etcétera. Y finalmente, como transgresor irrefrenable. Su apoyo a bandas pequeñas, su capacidad y su visión para inventarse eventos son detalles que deberían añadirse a sus grandes logros. ¡Jamás nadie en esta ciudad será capaz de liar tanto a los estamentos municipales para hacer conciertos! Y en lo particular, he de decir que algunos le debemos unas cuantas cosas. Con él salí a tocar fuera de España, con él me subí por primera vez a un escenario en un pabellón de deportes o en un estadio. Siempre estaré agradecido a mi hermano por enseñarme a tocar la guitarra. Bibiano me enseñó lo que era la música profesional. Fue mi catedrático en la farándula. Buen viaje, amigo. Saludos a David, Prince, Leonard y Narf.