El dibujante gallego que hizo vibrar los carteles de la psicodelia americana

David Pintor
DAVID PINTOR REDACCIÓN / A CORUÑA

CULTURA

Moscoso

Víctor Moscoso es toda una referencia del cartelismo de los años sesenta

28 nov 2016 . Actualizado a las 17:18 h.

«Uno de los mejores recuerdos que tengo grabados de mi niñez es cuando montaba a caballo en Oleiros con mis primos». El que habla por teléfono desde San Francisco es el artista gallego Víctor Moscoso quien, a pesar de ser uno de los cartelistas y dibujantes de cómic más importantes de Estados Unidos, es todavía un desconocido en España. Nacido en la localidad coruñesa de Vilaboa en 1936, emigró con tres años y medio a Nueva York con sus padres. Crece en el, por entonces, complicado barrio de Brooklyn, donde su padre trabaja como pintor de brocha gorda y le enseña a Víctor las primeras y decisivas lecciones sobre la combinación de colores. Con el tiempo, se matricula en la escuela de arte Cooper Union y, más tarde, entra en la universidad de Yale, donde tiene como profesor a Joseph Albers.

En 1960 se muda de ciudad para seguir su formación en el Art Institute of San Francisco, donde años más tarde volvería para ejercer de profesor. Fue en 1967, durante el denominado «verano del amor», cuando cientos de miles de personas se reunieron en un festival en la ciudad californiana en lo que sería el nacimiento de la entonces nueva contracultura hippie. Es en esa época cuando Víctor alcanza fama mundial como diseñador con sus carteles para los clubes de rock de San Francisco: «Mis primeros carteles no valían. Pecaban de un excesivo academicismo, fruto de mi formación en escuelas de arte. Tuve que desaprender lo que me habían enseñado y hacer lo contrario, aprender de lo que se estaba haciendo en la calle. Frente a la claridad y la limpieza dominantes, empecé a probar tipografías sinuosas, difíciles de leer, casi ininteligibles; combinaciones de color imposibles, tonos estridentes, vibrantes. Quería llamar la atención del espectador y, que cuando viese mi cartel al otro lado de la calle, sintiese la necesidad de cruzar para verlo bien. Que permaneciese mucho tiempo allí intentando descifrarlo. Me pareció que aquello podía ser una nueva forma de entretenimiento».

Los carteles de Moscoso eran pura psicodelia. De igual manera que la música del momento rompía los tímpanos con los nuevos amplificadores, Víctor hacía lo mismo con los ojos del espectador. Sus carteles vibraban y cobraban vida bajo los neones parpadeantes de colores de los clubes mediante ingeniosos efectos ópticos. Sus diseños se convirtieron rapidamente en iconos de la psicodelia del momento y se hicieron mundialmente famosos. Algunos de ellos pasaron a formar parte de colecciones de arte tan importantes como la del Louvre en París, el MOMA de Nueva York o el Victoria & Albert Museum de Londres.

Otra de las innovaciones de Víctor en aquel momento fue la capacidad de evitar el control de los representantes y sus comisiones para garantizar su independencia a la hora de gestionar su arte. Moscoso fue de los primeros cartelistas americanos en crear su propia empresa de explotación de derechos sobre sus obras que todavía mantiene a día de hoy.

Además de su importante carrera como cartelista, su relación con el mundo de la música le llevó a diseñar portadas de discos para gente como Steve Miller Band, Herbie Hancock o Grateful Dead. En definitiva, una leyenda viva del arte underground, inexplicablemente poco conocida en España, del que Milton Glaser, el famoso diseñador del logo «I love NY», dijo un día: « Nadie más ha trabajado el género del cartel con más originalidad e ingenio».

Víctor regresó por primera vez a Galicia en 1965, tenía 29 años. «Fue para mí como viajar en el tiempo 100 años atrás. Pude visitar a mis abuelos, ya muy mayores, en Oleiros. Desde entonces, venía esporádicamente. La última vez que estuve en Galicia fue hace 15 años, y la verdad es que ya tengo ganas de volver».

El origen del cómic «underground»

A finales de los años sesenta San Francisco era un imán de la contracultura y el arte alternativo. Fue en ese caldo de cultivo donde nació, en 1968, la revista ZAP COMIX, publicación emblemática del cómic underground, y la que popularizó el término «comix» para referirse al tebeo que se desarrollaba al margen de las grandes editoriales, con un estilo claramente transgresor.

Es allí donde empieza a dibujar Moscoso, compartiendo páginas con gente como Robert Crumb, Rick Griffin, S. Clay Wilson o «Spain» Rodríguez. «Era un concepto de revista muy novedoso, en la que los artistas eramos los dueños de la publicación. Eso nos permitió una gran independencia y una total libertad creativa».

Millones de ejemplares

La publicación se convierte rápidamente en un éxito, alcanzando unas ventas de varios millones de ejemplares y convirtiendo a Moscoso en uno de los dibujantes de cómic más conocidos del momento.