La fotografía poética de Manuel Vilariño anida en Cambados

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

CULTURA

Mónica Irago

El laureado artista inauguró anoche la exposición «La rama dorada»

23 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Su fotografía ha recorrido salas y museos de todo el planeta pero desde ayer «Cambados es como si fuera el centro del mundo, no hay sitios mejores ni peores para exponer», apuntaba Manuel Vilariño (A Coruña, 1952). «Es la primera vez que expongo en un pueblo de Galicia y ya me apetecía». En su decisión ha pesado que allí vivió Valle-Inclán, allí nació Cabanillas y de Cambados es el escultor Manolo Paz, un cúmulo de factores que han brindado a la villa del Albariño el lujo de contar con todo un premio nacional de Fotografía.

Para la ocasión, Manuel Vilariño ha recopilado trabajos de un amplio arco temporal, desde 1981 al 2005, en los que se plasman los «puntos focales» sobre los que pivota su obra: «la exterioridad, el afuera, lo intacto, lo lejano», que se representan a través de montes, océanos, bosques, en definitiva, el paisaje; y lo «íntimo, lo más cercano, lo que yo llamo la mesa conventual» que podría identificarse con el bodegón clásico y las naturalezas muertas de Sánchez Cotán y Zurbarán.

Imposible hacer una antología de Vilariño en una sala de las características de Torrado, pero el autor confía en que La rama dorada, que da título a la exposición inaugurada ayer, ofrezca al público una visión completa de su mirada tras el objetivo. «Espero que sirva -deseó- para que la gente conozca lo que yo hago. La exposición habla del mundo del que vengo, de la mitología, de las divinidades marinas, del paisaje como yo lo veo, con una mirada rilkeana...».

La suya es una fotografía poética, imaginaria, por eso sigue sintiéndose más cómodo con la cámara tradicional que con los nuevos formatos digitales. «Eso es posfotografía, es como si hablamos del cine y del vídeo, daría para hablar mucho», reflexionaba ayer a vuelapluma.

Manuel Vilariño es, además, poeta, y sus versos tampoco han dejado de estar presentes en esta muestra, que él mismo califica de «especial». «La poesía y la fotografía son un vuelo en común» y La rama dorada volará hasta el 28 de agosto en la sala Torrado de Cambados.