Añorando el salero de Pixar

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

La animación de «The Angry Birds Movie» es irreprochable, pero el guion tiene poca chispa

28 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Va como un tiro en la cartelera española por razones puramente coyunturales: es que no hay otra si estás por llevar a los críos al cine. Angry Birds, la película actúa de salvavidas para regocijo de exhibidores, que multiplican sus ingresos previo paso por el bar a dejarse una pasta en complementos? alimentarios. Nada que objetar a la calidad de la animación, irreprochable, aunque sí a la chispa del guion (escaso y estirado cual goma de mascar), ese mal que amenaza en ser ya endémico en el género animado, excepción honrosa de Pixar, aunque la marca del flexo tampoco haya podido evitar algún reciente resbalón.

 Que sus dos directores sean debutantes no les libra del reproche, pues tienen detrás mucha cuerda curricular. Clay Kaytis se inició como animador en Disney en 1995 y se mantuvo vinculado a la marca hasta Frozen (2013), mientras Fergal Reilly está en el sector desde 1996 como responsable de storyboard, aunque para diferentes productoras.

Otro tanto ocurre con el guionista, Jon Vitti, vinculado al Saturday Night Live a finales de los ochenta y responsable de libretos para Los Simpson entre los años 1990 y 2004, además de Los Simpson, la película (2007), entre muchas otras series y filmes. Con lo cual, ni son inocentes ni los reproches son injustos.

Más allá del indudable atractivo de los personajes centrales del videojuego original, los llamados Red, Chuck y Bomb, bien perfilados, el problema aparece en el desarrollo de la trama, que va como a trompicones, dejando la anotada sensación de que el asunto daba para apenas una hora. Introducir unas pizcas de mala leche junto a un tono también simpsoniano y transgresor no parece suficiente para una película. Cabe suponer que la división animada de Sony priorizaba el target infantil, cuidando de no pasarse de frenada por mucho que la tendencia reciente sea la de quedarse con los pequeños al tiempo que cultivas la sonrisa de sus adultos.

Jugar a comparar el resultado con un producto Pixar, sería pura crueldad. Que divierta a ratos y ofrezca algún gag afortunado, no parece suficiente. Hará caja, pero no hará historia.