Ingrid Bergman: cien años del mito

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

Isabella Rossellini encarnará a su madre el próximo 12 de septiembre en Nueva York, en un montaje de homenaje a sesión única, junto a Jeremy Irons

30 ago 2015 . Actualizado a las 01:11 h.

El destino quiso que Ingrid Bergman naciera y falleciera un 29 de agosto con 67 años de diferencia, aunque mediando poco menos de 1.500 kilómetros que separan su Estocolmo natal de su Londres final. Para los mitómanos, la actriz sueca siempre será la enamorada Ilsa Lund que se despide llorosa de Rick al final de Casablanca (Curtiz, 1942), pero también vistió a otros personajes por los que se llevó tres Oscar, un récord igualado por Meryl Streep y solo superado por Katharine Hepburn. Se los ganó con la infeliz Paula Alquist en Luz que agoniza (Cukor, 1944), con la gran duquesa Anastasia en Anastasia (Litvak, 1956) y con la misionera solterona Greta Oshlson en Asesinato en el Orient Express (Lumet, 1974). A mayores fue candidata en otras cuatro ocasiones, la última en su adiós al cine, Sonata de otoño (1978), para su paisano Ingmar Bergman. Atrás quedaban casi medio centenar de filmes, incluidas tres joyas de Hitchcock como son Recuerda (1945), Encadenados (1946) y Atormentada (1949), y, sobre todo, cinco para quien fue su esposo Roberto Rossellini, entre ellos Stromboli (1950) y Viaje en Italia (1952).

Fue su romance un sonado escándalo en 1949, tanto que se levantó contra ella una cruzada moralista desde Estados Unidos y su país, acusándola de abandonar a su esposo, el neurocirujano Peter Lindström, y a su hija Pia, agravado con el embarazo de su hijo Roberto en 1950, sin haber tramitado el divorcio. Su matrimonio con Rossellini se mantendría hasta 1957, en una etapa difícil para ambos en lo profesional por el escaso rendimiento de sus filmes, además de los celos del director italiano ante las ofertas que Ingrid recibía de Hollywood y que él desaconsejó mientras pudo.

En una de las mejores biografías sobre la actriz, Ingrid Bergman. Retrato íntimo (Plaza & Janés, 1961), el representante, además de amigo y confidente, Joseph Henry Steele, recoge los entresijos de aquella relación, destilando escasa simpatía por Rossellini, que «en sus dominios, en Roma, era objeto de toda clase de chismorreos, rumores y pullas. Sus escapatorias profesionales, sentimentales y deportivas se contaban en las reuniones y hasta salían impresas».

Fue en Nueva York, en 1948, cuando Ingrid vio Paisa (1946), del mismo autor que ya la impresionara con Roma, cittá aperta (1945). Nació ahí su deseo de trabajar con él y su propio marido le animó a escribirle una carta, en la que ella se definía como actriz sueca «que del italiano solo sabe decir ti amo». Steele especula con que Rossellini malinterpretó ese ti amo... Lo que ocurrió después ya es bien conocido. De los tres hijos del matrimonio, Roberto y las gemelas Isotta e Isabella, solo esta última continuó ante las cámaras, liderando además la memoria histórica paterna. Si en el 2013 promovió el magnífico volumen Ingrid Bergman. A life in pictures (Schirmer/Mosel, Munich), en la reciente edición de Cannes, participó en el homenaje a Ingrid, que incluyó el cartel oficial del festival con un retrato suyo realizado por David Seymour Chim, y el documental Ingrid Bergman, in her own words, del sueco Stig Björkman. Pero el acto cumbre se producirá el próximo 12 de septiembre en la Brooklyn Academy of Music, de Nueva York, con el montaje The Ingrid BergmanTribute, en sesión única, en la que Isabella encarnará a su madre junto a Jeremy Irons. A su vez el MoMA ofrecerá, desde hoy y hasta el 10 de septiembre, Ingrid Bergman: A Centennial Celebration, una selección de catorce filmes realizada por sus cuatro hijos, en algún caso presentados por Pia, Isotta y la propia Isabella.