Nacho Duato: «No me siento español»

Efe MADRID

CULTURA

Juanjo Martín

El conocido exbailarín y coreógrafo regresa a España con Staatsoper de Berlín, años después de su polémica con Cultura que le obligó a dejar la CND

30 jul 2015 . Actualizado a las 17:12 h.

Nacho Duato, el ex-bailarín y coreógrafo, ha confesado que no se siente español y que la bandera «le da igual». «La única que me gusta es la gitana» deja claro en una entrevista en la que se ha mostrado muy ilusionado con el estreno que protagonizará en el Real en septiembre al frente de la Staatsoper de Berlín. «Quiero que vean que no me he quedado colgado», dice. Duato entiende que «tenía que romper» con la Compañía Nacional de Danza (CND), de la que se ocupó durante 20 años, para que le sucedieran cosas «tan buenas» como ser el director artístico del Mijailovsky de San Petersburgo -2011 a 2014- y luego de la Staatsoper de Berlín -desde 2014-, con la que debutará en España en septiembre.

«Hubo un tiempo en que creí que me retiraría con la CND. Después de tantos éxitos pensé que querrían más pero... Lo cierto es que jamás se me pasó por la cabeza irme de España», ha revelado sobre su conflicto con Cultura, la cual convocó un concurso para cubrir su plaza, en cumplimiento del Código de Buenas Prácticas, al que él se negó a concurrir y que supuso su salida de la compañía. A raiz de este desencuentro público con Cultura y el INAEM, de la que depende directamente la CND, Duato se negó, y sigue haciéndolo, a que la que fue su «criatura» baile sus coreografías.

«No se qué hace la CND. Yo sé que, como Jano, miro al pasado y al futuro, a la paz y a la guerra, pero teniendo el presente en el foco. Rusia fue maravillosa. He trabajado con los mejores bailarines del mundo y me he reconciliado con el ballet clásico», ha recalcado. Precisamente, su falta de sintonía con esta conocida disciplina, llevó a Cultura a buscar un perfil alternativo a él. «El clásico está en mi ADN. Yo he hecho siempre contemporáneo pero estudié clásico, pero el clásico había perdido la voz; el que creó Petipá es de hace 150 años, y eso tiene poco que ver con lo que vemos hoy», detalla.

El artista confiesa que en Rusia ha vivido «un poco de todo». Es un país, asegura, «muy misógino y homófobo», inmerso en «el capitalismo puro, igual que antes lo estuvo en el comunismo» y afirma que Putin fue tres veces al teatro a verles. «Hay una pasión por la cultura inimaginable en España», compara. Por otra parte, confiesa que no le interesa «lo más mínimo» si España está orgullosa o no de él. «Uno no hace lo que hace por eso. Lo que sí noto es que se me quiere y que la gente aprecia el trabajo que hice, mis 113 coreografías para la CND, una compañía por la que nadie daba un duro y que estuvo en todos los grandes teatros del mundo».

De lo que sí confiesa sentirse orgulloso es de haber trabajado en Alemania. «Hemos pasado del 'vente pa'Alemania, Pepe' a ser intendente de un emblema como la Staatsoper. Quiero y admiro a este país», reivindica. Sostiene que «no hay democracia sin cultura» y que la española «es débil, muy lejos de la alemana, la francesa o la inglesa». «No me siento español. Me siento, si acaso, mediterráneo, y de eso me siento orgulloso. Tengo sangre judía, griega... Me emociono con el Cariñena y con el Ouzo, pero no, no se qué significa ser español» confiesa

«Yo veo la bandera española -continúa- y me da igual; me da igual incluso la gay, que ya me parece que hay demasiado rollo con ella. La que me gusta de verdad es la gitana, azul y verde, como el cielo y la tierra. Siempre oigo detrás de 'español' una castañuela. Llevo desde los quince años dando vueltas, ¿qué más da dónde has nacido?». Sobre la política española, confiesa que no quiere hablar, pero asegura que él no votaría a Podemos, mientras que afirma que su «político preferido» es el líder de Izquierda Unida Alberto Garzón.

En la Staatsoper cuenta con un presupuesto de 11 millones de euros, 100 bailarines y tres teatros donde bailar -la Staatsoper, la Deutsche Oper y la Kommische Oper- y una planificación a largo plazo en un país que tiene 72 compañías de danza, por eso, dice, no hay «absolutamente nada» que pudiera atraerle profesionalmente en España, aunque le gustaría volver cuando deje de dirigir. «No me interesa nada. Si quieren que retome relaciones con el ministerio, la pelota está en su tejado. He resistido a nueve ministros, cambios de Gobierno y leyes. Son ellos los que tienen que acercarse a mí», determina.

A pesar de todo, espera «mucho» de su vuelta a España: «Estoy muy ilusionado, muy contento. Quiero que sepan que no me he quedado colgado y, si todo va bien, dentro de un par de años volveremos con el 'Cascanueces'», adelanta.