Una muestra en Ferrol viaja a través de la historia del diseño para oficinas

Bea Abelairas
Bea Abelairas FERROL / LA VOZ

CULTURA

MARTA GARCIA

Reúne viejas máquinas de escribir con los procesadores que acabaron con ellas, así como teléfonos, carteles, piezas de mobiliario e iluminación y otros utensilios

25 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El centro Torrente Ballester de Ferrol inauguró ayer una muestra en la que se pueden ver -y en algún caso probar- piezas que trazan un viaje por el diseño de los útiles de oficina en el último siglo y que forman parte de una de las colecciones más importantes: la de la familia Sirvent, que solo en máquinas de escribir atesora más de 4.000.

Casi todas pasaron por las manos de Alfredo Sirvent Coromina, un trabajador de la firma Underwood que en los años 40 abrió en Vigo un negocio de reparación. En la década de los 80 sus cinco hijos reorientaron la firma hacia la venta de mobiliario de oficina en un edificio ideado por el arquitecto Alfonso Penela y en el que las máquinas antiguas del fundador tienen su espacio al igual que las piezas italianas de firmas como B&B. «Lo lógico hubiese sido seguir por el camino de la informática, pero la experiencia de haber tenido un servicio técnico nos hizo pensar que era un campo que cambiaba demasiado rápido», explica Luis Sirvent, que junto a sus hermanos Alfredo, José, Ricardo y Juan, vela para mantener la colección de su padre.

Ayer, tres de ellos acudieron a una exposición titulada El diseño de la oficina del siglo XX. De la máquina de escribir al computador personal en la que se muestran piezas que cambiaron no solo la apariencia de muchos espacios de trabajo, sino las vidas de una generación. En especial la de las mujeres, que tecleando encontraron una vía para incorporarse al mundo laboral y cuenta esta muestra -a través de fotos antiguas y carteles- que por esta razón muchas se bautizaron con nombres como Mercedes, Erika o Victoria, la primera fabricada en España. También se pueden ver procesadores de textos de la firma Brother, que marcaron el fin de una era y la llegada de los ordenadores en los años 80.

Hay piezas de casi todos los países y de usos diversos, para escribir en japonés o notas de música, pero también muchos artículos como ábacos, pesacartas, plumieres, numeradoras o una suerte de taladradora de metal amarilla de los 70 para que los trabajadores fichasen en el trabajo.

Un «enigma»

Un dispositivo para mensajes cifrados similar al que centra la trama de la película Enigma, máquinas de cálculo de cada década, una colección de carteles -entre ellos, el de una firma catalana que apuesta por lo «fabricado en España»- o piezas como un teléfono rojo de Olivetti son otras joyas de una muestra que se puede ver hasta el próximo 28 de junio en el antiguo Hospital de Caridad de Ferrol (www.centrotorrenteballester.com).