Triunfa la revuelta de Los Enemigos en el Festival do Norte de Vilagarcía

Santiago Díaz VILAGARCÍA

CULTURA

MARTINA MISER

Éxito rotundo del grupo de Josele Santiago

28 abr 2012 . Actualizado a las 23:08 h.

Cuando el año pasado Los Enemigos anunciaron que volvían lo llamaron Revuelta Enemiga. El anuncio fue en septiembre, que no es un mes cualquiera para ningún seguidor del grupo. Todos habrán coreado el noveno mes, se habrán preguntado alguna vez porqué estan fríos haciendo calor o habrán hecho planes de huída con fecha del 09. Y ellos no anunciaron que no iban a estar, sino que volvían. Revuelta porque no era la primera vez que lo hacían. Con su humor resignado volvían diciendo que ya lo habían hecho antes. La onomástica elegida para la ocasión anterior fue el 20 aniversario de su primer disco Ferpectamente, esta vez fueron los 10 años desde su gira de despedida, aquella con la que dieron un inolvidable concierto en el Multiusos do Sar entre preguntas de porqué.

El porqué aún lo explican hoy en día: aburrimiento. Si su primera vuelta fue con la formación original (con Artemio a la batería), ésta lo es con la clásica: Josele, Fino, Chema Animal y Manolo, la que se gestó en 1990 con la incorporación de Manolo Benítez como colaborador para La Vida Mata.

El porqué también se pregunta para su vuelta. El motivo lo han dicho en entrevistas: por la pasta. Pero volver por la pasta no quiere decir hacerlo mal ni sin ganas, como demostraron la noche del viernes en el Festival do Norte de Vilagarcía, a donde volvían doce años después.

También dijeron que volvían porque hay parroquia, y esa parroquia era la que hacía cola a la entrada del recinto del festival durante el concierto de La Casa Azul, probablemente no del gusto del 100% de quienes acudían a ver a Los Enemigos.

La tarde comenzaría mucho antes, con los conciertos de los santiagueses Dirty Socks y los murcianos Barry Brava en la carpa pequeña. Porque para prevenir las previstas inclemencias meteorológicas la organización decidió cubrir no solo el escenario pequeño, como otros años, sino también el principal con una impresionante carpa con capacidad para unas 10.000 personas.

Actuación de Guille Milkyway

No acogería esta a Klaus & Kinski, que actuarían aún en la carpa pequeña para cerrarla por ese día. Si lo haría a la actuación de Guille Milkyway, en la habitual fiesta en que se han convertido los conciertos de La Casa Azul.

Hace tiempo ya, aproximadamente con la gira de La Revolución Sexual, que Guille dejó atrás una timidez calificada por el mismo como casi patológica, que le llevaba a dar conciertos escondido tras un gorro de lana y en actitud retraída. En 2008, coincidiendo con su candidatura a Eurovisión los conciertos se hicieron cada vez más frecuentes (antes escasísimos) y llegó el salto definitivo como fiesta para todo festival.

El Viernes en Vilagarcía Guille se plantó en el centro del escenario junto con otras dos personas que le ayudaron con bases y programaciones frente a pantallas que completaban el espectáculo visual y comenzaron con Los chicos hoy saltarán a la pista, de su último trabajo La polinesia meridional. Y de lo más reciente a lo primero, rescatando Cerca de Shibuya la que fue su primera canción publicada y posteriormente incluída en un mini cedé que acaba de reeditar su sello de toda la vida, Elefant Records.

La fiesta ya estaba servida en un formato que explota la faceta más bailable de su pop, y que traslada la personal imaginería de Milkyway al público, plagada de referencias al soft pop, la ciencia ficción vintage y hasta los festivales de la canción de los 60, con mientras corean sus letras. No mas myolastan, Esta noche solo cantan para mi, llena de referencias a las divas del soul, otras de las filigranas de pop que llegaron hasta el paroxismo de Superguay, su canción más emblemática. Tras una breve salida amenizada por las antigua cortinilla de Eurovisión, ésta enlazó con Europa Superstar, en la recta final de tres temas que acabaría como no con La revolución sexual, entre saltos y confeti por el público.

«Enemigos, Enemigos...»

Poco después y entre los ya casi olvidados gritos de «Enemigos, Enemigos...» unos latidos de corazón a traves de la megafonía fueron rotos por el riff de John Wayne y la pregunta de Josele de «¿Eres tu John Wayne?». Crudeza en las letras y en las guitarras y un suspiro de alivio al comprobar que los años no les pasaron demasiada factura al portador, como dice Brindis, la segunda de la noche.

Sin pausa entre una y otra siguieron y no fue hasta antes de Paracaídas, la cuarta, que Fino se dirigió al público empezando con un «Boas noites». Ya habían anunciado que el repertorio iba a ser el que tenía que ser, con todos sus clásicos, y estuvieron entre otras Señora, Na de na, Antonio, Quillo, Sr. Correcto, Me sobra carnaval, No amanece en Bouzas, Desde el jergón, Septiembre.

Lo que la parroquia quería escuchar, entre sonrisas, coros de los que Josele escapa ralentizando las letras (como siempre hizo) y recuerdos de conciertos anteriores. La cuenta atrás parecía ser el broche final (perfecto por otra parte), pero aún hubo más. Soy un ser humano, Todo a 100 y Complejo. Al final saludo al público entre cánticos futboleros (otro clásico) y la sensación de que como dijo Josele a Fugas «ahora a ver que pasa». Por lo de pronto seguro que muchos repiten al Derrame rock de Ourense.

Al finalizar, trasvase de géneros en las primeras filas y en parte de edades para ver a Love of Lesbian, que venían a Vilagarcía a presentar su nuevo disco aún inédito La noche eterna, los días no vividos.