Una publicación de los empresarios de Sada equipara la homosexualidad al incesto o la poligamia

La Voz

SADA

El abogado Eduardo Lorenzo asegura que «una cosa es el homosexual discreto y respetable y otra muy distinta el maricón ostentoso»

31 may 2017 . Actualizado a las 18:10 h.

El artículo «La homosexualidad es pecado», publicado en El Mariñán del mes de mayo, editado por la Asociación de Empresarios de Sada, ha levantado una auténtica polvareda después de que su autor, el abogado Eduardo Lorenzo Martínez, comparara en su escrito la homosexualidad con el incesto o la poligamia. En el texto, el letrado asegura que la homosexualidad «existen consentimientos otorgados con plena validez por quienes participan de tales actos, por lo que se situaría en un plano más elevado que el bestialismo o la pedofiliapero a la par, siguiendo este mismo argumento, del incesto o la poligamia».

El autor utiliza el papel para lanzar un ataque directo hacia el Partido Popular, al que acusa de «cobardía y traición» por haber cedido a las «presiones del lobby gay». «El fenómeno de la homosexualidad ha pasado de estar perseguido, con leyes que lo sancionaron y con encarcelamientos de aquellos que vestían demasiada pluma y eran conocidos en los ambientes carcelarios como las palomas, a ser un fenómeno poco menos que intocable y completamente equiparable en derechos a un modelo de familia tradicional», asegura el polémico escrito.

Como broche, el abogado termina su artículo con un párrafo también muy alejado de lo políticamente correcto. «Un servidor no discute sus derechos o reivindicaciones; cosa distinta es que quieran convertir el hablar de estas cuestiones en un tema tabú, poco menos que intocable y sobre el que no cabe debate alguno», y añade: «Este proceder cohonesta muy poco con una democracia donde tenemos que aceptar un desfile anual por conocido barrio madrileño, pululando lo grotesco, lo carnavalesco, con engendros con patas -las locas de toda la vida- y otra muy distinta es que uno no pueda ser libre de venerarlo, criticarlo, ensalzarlo o denostarlo, al gusto, porque una cosa es el homosexual discreto y respetable y otra muy distinta el maricón ostentoso».