El «sardineitor», un invento con sabor

SADA

Manuel España, vecino de O Castro
Manuel España, vecino de O Castro Dolores Vázquez

Manuel España, vecino de O Castro, ha diseñado un ingenio que permite asar tres docenas de sardinas al tiempo de una manera más cómoda que las parrillas

04 nov 2016 . Actualizado a las 18:24 h.

«El mejor invento de la historia de España». Ese es el eslogan con el que Manuel España presenta el sardineitor, un ingenio casero para facilitar el asado de la sardinas. Este jubilado coruñés, vecino de O Castro, dice que al estar ya retirado de su trabajo como electromecánico optó por crear un asador de sardinas utilizando como elemento principal el tambor de una lavadora. «É como o asado ao espeto, dalle o calor lateral, a un centímetro e non se queiman as sardiñas, pero se asan», explica sobre un ingenio que elimina el engorroso trabajo de darles la vuelta.

El sardineitor sitúa las brasas en el interior de dos aros de lavadora y las sardinas se colocan por fuera en unos engranajes, que van instalados en la parte superior. Allí se dejan estar hasta que se consideran pasadas por un lado y el dispositivo cuenta con una manivela que permite mover el engranaje y que al pasar por una barrilla situada en la perpendicular se mueve dando la vuelta al pescado sin tener que tocarlo.

«Só fixen un prototipo e asa tres ducias á vez», explica Manuel España, que reconoce que la técnica no consiste en el girado constante, sino por la espera para que ambos lados de la sardina acaben perfectamente asados. Este ascensorista apostilla que, aunque se le podría instalar un motor para facilitar esta labor, su propuesta pasa por un sistema manual, en que se gira cuando se ve que uno de los lados está ya asado.

El sardineitor no es el primer artilugio diseñado por este vecino de O Castro, sino que ya había realizado una guía del aparejo que se tira al mar y alumbra y que se apaga al recogerse. «Cousas así, que lle pasan a un pola cabeza», comenta, restando importancia a las cuestiones con las que se entretiene en su tiempo libre a sus 70 años. La presentación pública de este invento está previsto que se haga el próximo año en Sada, aprovechando una fiesta que hacen en la plaza donde vive su hijo. «Haberá que facer outro porque este non vai chegar», apunta. Avanza que él no tiene intención de patentarlo porque reconoce que «xa non estou para eses trotes», aludiendo al engorro administrativo que supone ese tipo de registros. «A min gústanme moito as sardiñas, máis no mes de agosto, porque antes non teñen moita graxa», revela como conocedor y admite que el invento le facilita las sardiñadas semanales que hacen en su casa durante el verano. Respecto a si el sardineitor varía el sabor al pescado, asegura que no, pero apostilla que el aspecto de la sardina es distinto al convencional. «Non está queimada a pel como se fai aquí en Galicia, senón que ao botarlle a man sae enteira coma se fose unha camisa e aínda que as sardiñas non teñan moita graxa ásanse polo líquido que teñen dentro. Están moi boas, moi ricas, tamén en Andalucía, onde as fan ao espeto, non lle da a brasa directamente», informa.

Habrá que saber si el sardineitor se impone y desbanca, como invento local, a las parrillas en la anual sardiñada de O Curruncho.