Mariscadores en peligro de extinción

Toni Silva SADA / LA VOZ

SADA

Paco Rodríguez

Los cinco marineros de la playa de Sada llevan el 2016 sin faenar por culpa de las riadas. Pagan al mes 190 euros

21 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En Sada, el mariscador es una especie en peligro de extinción. Este colectivo ha pasado en apenas un año de ocho a cinco miembros. Y aún parecen muchos a la vista del trabajo que se deja hacer el arenal urbano de las Delicias. Fernando, Julia, Aitor, Miguel y Juan no han levantado ni un gramo de almeja en lo que va de 2016. Apenas han pisado la playa para trabajar, solo unos ocho días para replantar unos quince metros cuadrados cuyos frutos deberían recoger en noviembre. Pero ya saben que llegarán tarde. Por esta parcela ya han pasado los furtivos «e incluso niños con sus cubos,... y nosotros no podemos hacer nada».

Los cinco abonan religiosamente los 190 euros al mes para mantener el permiso de mariscar en este arenal. Pero, insistimos, ni una almeja en el 2016. También los cinco figuran como damnificados de las graves riadas de marzo pasado. El agua dulce que inundó As Brañas y A Lagoa mató toda la población plantada por estos mariscadores, provocando graves consecuencias en la zona para su labor. Así se lo notificaron a Fernando Ucha, portavoz de estos trabajadores, desde la Universidade de Santiago. «Nos dijeron que el daño de las riadas sería gravísimo para el marisqueo», indica.

Pero las inundaciones fueron la puntilla a un primer trimestre nefasto. De alguna manera, estos mariscadores vieron venir las riadas a medida que se sucedían episodios que destrozaban su trabajo. En enero, apenas cuatro días después de Reyes, alertaron al Ayuntamiento de Sada de la presencia de hojas y restos forestales evacuados por el río Mayor. «Nos mató toda la almeja que teníamos plantada, ese mes fue a la basura», recuerda Fernando. En febrero sufrieron un vertido peor, más denso, y el nuevo revés les llevó al cuartel de la Guardia Civil a presentar una denuncia. «Que el depósito de estos restos imposibilita la vida del marisco que recolectan los mariscadores locales», redactó el agente en su diligencia. Y cuarenta días después, las riadas que colapsaron la población durante más de una semana.

En abril intentaron levantar cabeza y, con el permiso de la Xunta, prepararon unos quince metros cuadrados para replantar almeja, esa que ya dan por esquilmada pese a la presencia de la toxina. «Yo mismo he llamado unas ocho veces para dar aviso pero se lo toman de forma muy relajada», ironiza Fernando.

Regenerar la playa

El anuncio de la regeneración de la playa de Sada también es para ellos un obstáculo más. El inminente relleno -que nunca llega- lleva a las Administraciones a arrinconar a los mariscadores. «Nos dicen que no nos matemos, que no preparemos grandes superficies porque como se van a cubrir con el relleno...».

-¿Y cuándo les dicen que serán las obras?

-Nos dicen que mientras no haya Gobierno en Madrid...