«La gente cruza los cuatro carriles jugándose el tipo»

Elena Silveira
elena silveira OLEIROS / LA VOZ

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Vecinos de Oleiros denuncian continuos fallos en los semáforos del cruce del Sol y Mar y piden que se mejore la seguridad en la N-VI

19 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La N-VI es la carretera de Galicia que registra más tráfico. Según explicó ayer el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, en horas punta pasan por el cruce del Sol y Mar una media de 90.000 vehículos. Además, en este entorno viven 4.240 personas. Y lo más llamativo de todo es que en esta vía urbana, en un tramo de casi dos kilómetros, tan solo hay un paso de peatones.

Los vecinos de la zona explican que la situación es «demencial» y que además del ruido, los atascos y la polución, tienen que aguantar continuos fallos en la red semafórica, lo que impulsa a muchas personas a cometer «barbaridades». Mercedes, que vive en la calle Areal, indica que todos los días ve a gente que cruza la N-VI por zonas indebidas, poniendo en peligro su vida: «Muchos niños que viven en Beiramar, por no dar un rodeo, atraviesan directamente los cuatro carriles para coger el bus escolar. Y en invierno, con poca luz, es un peligro mayor». Belinda García confirma que la gente «cruza los cuatro carriles jugándose el tipo para ahorrarse ir hasta el paso de peatones, haciendo en dos minutos lo que se tarda veinte». Descarta la posibilidad de colocar barreras en la mediana de la N-VI para disuadir a los imprudentes, ya que las ambulancias y coches de bomberos tendrían menos espacio de maniobra en casos de emergencia (son habituales los accidentes de tráfico en esta zona).

Magda Lodeiro, que vive en la zona del Sol y Mar, comenta también que transitar por las aceras que lindan con la carretera nacional es toda una osadía. «Tengo un niño de 2 años y medio y un bebé. La acera es tan estrecha en algunos tramos que tenemos que bajar el carrito al asfalto, con el riesgo que eso supone. Así que los días que se estropean los semáforos no tenemos por dónde cruzar», relata. Sobre los fallos en la red semafórica está muy al tanto Ricardo Otero. Vive justo enfrente y confirma que el lunes volvieron a ponerse en ámbar. «Fue poco tiempo, pero volvieron a estropearse». Y el sábado tuvo que bajar desde su casa para ayudar a un anciano a cruzar la N-VI. «Los coches no paran si los semáforos están en ámbar». José Luis Lendoiro, de Perillo, confirma: «Esto es un infierno. El proyecto para mejorar el cruce está olvidado, como la ampliación del puente de A Pasaxe».