El último día de San Valentín de la floristería del perro «Ney»

Javier Becerra
JaVIER BECERRA A CORUÑA / LA VOZ

OLEIROS

Cierra el local en el que se crio el animal de la plaza de Lugo

13 feb 2016 . Actualizado a las 09:13 h.

Ney ya no está. Pero sí su espíritu, sus imágenes y hasta una escultura en la calle peatonal. En la floristería Armonía, sita en los bajos de la plaza de Lugo, se le recuerda cada día. En las sus paredes penden numerosas fotografías suyas. También los reportajes que publicó La Voz sobre sus andanzas y el enorme cariño que le profesaban los vecinos. Hasta Coco, el perro que ahora se deja ver por la tienda, se parece a él.

Este ambiente durará poco. Mañana Marisol Paz, la dueña del negocio, vivirá su último San Valentín como florista. «Cae en domingo y eso es malo. No tienes a la gente todo el día pasando y se vende mucho menos», lamenta. Tanto da. Los días para ella ya pasan como una cuenta atrás. El 29 de febrero arrancará la última página del calendario. «Toca descansar, que esto ya me estaba quitando bastante energía», se ríe Marisol.

Empezó en 1984. Procedía de un ámbito diferente. «Trabajaba de administrativa en oficinas», recuerda. Pero en una finca familiar de Oleiros empezó una nueva actividad laboral. «Plantamos algunas cosas. Luego hicimos invernaderos y empezamos a vender a otras floristerías. Hasta que llegó un momento en el que decidí establecerme aquí», añade.

Se instaló en la antigua plaza de Lugo. Pasó por el mercado provisional de la plaza de Pontevedra. Y siguió en la remodelada, convertida en los últimos años en la gran zona comercial de la ciudad. Y en medio de todo eso apareció Ney, un precioso golden retriever que enamoró a cientos de personas. En el centro, en los barrios y fuera de A Coruña el animal se hizo célebre. «Para mí aún está aquí. Yo lo sigo viendo», dice señalando a la estatua de Miguel Couto. La aportación de 12.000 euros por un donante anónimo concretizó el deseo general.

El artista dijo que al enseñársela Marisol se emocionó «Cuando vi a la dueña de Ney llorando supe que había acertado», clavó en un titular de este periódico. Ahora Marisol disfruta de Coco. También se ha ganado el cariño de todos. «Este apareció por casualidad. Estaba reservado para mí», sonríe. «La verdad es que es buenísimo , seguro que la gente lo echará de menos».