«Poner cara a la leucemia ayuda a que la gente done»

OLEIROS

Hay historias que no terminan con un final feliz. Jéssica perdió a su madre, pero la experiencia ha sabido mutar, como las células. En su caso, para bien. Ahora es donante y ayuda a las familias que pasan por ese momento tan complicado

14 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

PACO RODRÍGUEZ

Fue cuidadora a tiempo completo de su madre cuando esta cayó enferma por un tipo de leucemia. Tuvo que dejar el trabajo y familiarizarse con una serie de términos hasta ese momento extraños en su vida. «Vas mimetizando las palabras, los procesos, y para mí ya son algo normal», dice. «Gracias a tener un familiar compatible mi madre no tuvo que pasar por la agonía de esperar a que apareciera un donante. Pero, falleció al cabo de un año. No por el trasplante en sí, sino porque estaba muy débil y surgieron complicaciones. Cuando te sometes a un trasplante, para dejar tu médula ósea a cero y eliminar las células malignas, tienes que pasar por intensas sesiones de radioterapia y quimioterapia», explica. En Asotrame hablan a través de su experiencia y, en cierto modo, también divulgan. «Es necesario informar más. Se sigue confundiendo la médula ósea con la espinal y por eso mucha gente no quiere donar. Además, la donación en sí tampoco es una operación, no te abren. Solo se va a quirófano y se pone anestesia cuando es necesario ir directos a la médula y hay que pincharte para obtenerla de los huesos de las caderas. Suelen ser uno de cada diez casos. Dura unas tres horas y los efectos secundarios son dolores lumbares que desaparecen al cabo de unos días. A cambio, es muy probable que con eso hayas podido salvar una vida», sostiene. 

Expone los pasos punto por punto y con cuidado. Aunque el número de donantes ha crecido y en todo el mundo se calcula hay más de 25 millones, cada año muchos dejan de formar parte de la lista. O bien por edad, han superado los 55, o porque sufren alguna dolencia o, simplemente, quedan embarazadas. «Son pocos pero hay quien se desanima llegado el momento», cuenta. «A veces la gente se deja llevar y se apunta por una persona en particular», opina. Jéssica ha seguido el caso de Victoria, la niña de Oleiros. «Poner cara a enfermedades como la leucemia ayuda porque puede motivarte a dar el paso y ser donante. Yo lo soy desde que sufrimos el caso de mi madre», confiesa. Sin embargo, insiste: «Es un acto totalmente altruista, no sabes para quién, ni cuándo puedes tener que realizarlo. Por eso creo que a veces pueden confundir campañas como la de Médula para Mateo, donde se animaba a donar por un caso en particular. Es duro que te digan que hay una persona compatible pero que se ha echado atrás», afirma.  Aun así, añade: «Estamos en este mundo para dejarlo un poco mejor de cómo lo hemos encontrado, ¿no?. Por eso hago esto», concluye.