Las mariscadoras de Miño prevén graves pérdidas por los vertidos del río Callou

Toni Silva MIÑO / LA VOZ

MIÑO

CÉSAR DELGADO

Temen el cierre de la ría en O Pedrido tras las analíticas de hidrocarburos. Las de fecales han dado índices muy altos

25 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos semanas después del último vertido en el río Callou, las mariscadoras de Miño cruzan los dedos pendientes de las analíticas de la Consellería de Pesca. A las puertas de la campaña de Navidad, cuando se juegan un buen porcentaje de todos sus ingresos anuales, no son muy optimistas. El pasado viernes les llegaron los resultados sobre coliformes. «Muy altos, muy altos», repite la patrona de la cofradía, María José Crespo. Ahora están al caer los de hidrocarburos. Exigen más tiempo de laboratorio. Pero la principal portavoz de las 18 mariscadoras se teme lo peor. «Es posible que nos cierren la ría del Pedrido, justo ahora que tenemos la campaña de Navidad». Aún queda esperanza.

¿Qué pasará si se confirman los malos datos? Si dan muy altos para clase C, deberán recoger toda la almeja plantada, meterla en jaulas precintadas y reinstalarla de nuevo en una batea que la Consellería de Pesca les brinda en la zona de Ferrol. Además, no podrán trabajar en los arenales de O Pedrido, lo que supone una importante pérdida para la economía de estas 18 mujeres por culpa de un hecho difícil de creer: los tres vertidos sufridos por el río Callou en el plazo de una semana, el último el 11 de noviembre con una descarga de vísceras desde el matadero de Montellos. Pero antes, estas aguas que desembocan en la zona de Miodelo también arrastraron productos químicos («como a pintura o similar») e hidrocarburos, cuyas analíticas determinarán la suerte de estas mariscadoras para las próximas semanas.

El banco de Souto

Conscientes de esta zona sensible, los técnicos de la Consellería reclaman a este grupo de mariscadoras la remisión de almejas del banco de Souto, en la orilla de Paderne.

Y mientras esperan saber la situación real de la ría, ellas se turnan para vigilar esta y otras vertientes que desembocan a los pies de su medio de vida. «¿Cómo crees que se descubrió el vertido del matadero? Porque estábamos nosotras vigilando el río Callou», explica la patrona, una mujer que vive su trabajo con verdadera vocación, pese a que muchas veces consiste en luchar contra los elementos. «La ría de O Pedrido es muy grande, de aquí deberían vivir muchas más familias de las que somos».