El helipuerto del Chuac cumple un año, con 46 traslados realizados

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

CULLEREDO

CESAR QUIAN

La pista permitió agilizar la llegada de infartados y accidentados en estado crítico

19 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El helipuerto del Chuac acaba de cumplir un año de funcionamiento sumando un total de 46 operaciones. La actividad registrada ha sorprendido a la propia comunidad hospitalaria, que tuvo que esperar diez años para que se pusiera en funcionamiento la pista que corona el edifico Oeste del complejo coruñés desde su inauguración, en diciembre del 2005.

«Esperábamos menos, comparado con lo que registran otros centros es un número importante de operaciones», subraya José Fraga, responsable del servicio de orden interno y seguridad del Chuac, que moviliza a parte de su personal cada vez que llega el aviso de que un helicóptero tiene que aterrizar a la altura de la planta 12. «No pensamos que fuesen a ser tantos», insiste no sin ocultar la satisfacción de «darle utilidad» a la instalación ahorrando, además, tiempo a los pacientes. Hasta su puesta en funcionamiento, en mayo del año pasado, los enfermos derivados por aire desde distintos puntos de Galicia aterrizaban primero en la pista habilitada en la dársena de Oza y, desde el 2008, en el aeropuerto de Alvedro. Desde la terminal, tenían que ser trasladados en ambulancia hasta el Chuac, lo que demoraba la atención inmediata.

Obvio es que todo el que llega en helicóptero a un hospital lo hace apurado y las cifras lo corroboran: de los 46 traslados por aire, 24 fueron directamente a los boxes de críticos de Urgencias. En su mayoría, víctimas de accidentes de tráfico, politraumatizados, pero también de siniestros laborales y domésticos.

Además, otros 10 pacientes se dirigieron a la sala de hemodinámica, allí donde se derivan las personas que sufren un infarto para ser tratados sin necesidad de cirugía abierta para restablecer el flujo sanguíneo en el corazón, procedimiento que solo se puede realizar dentro de un margen de tiempo limitado.

En helicóptero también llegaron nueve pacientes que fueron directamente llevados a la unidad de cuidados intensivos, en la quinta planta, y el balance de este primer año del helipuerto se completa con una persona que tuvo que ser ingresada en la Unidad de Lesionados Medulares, de referencia para toda Galicia, y un brigadista traído desde Ourense a la Unidad de Quemados del hospital coruñés, que también es el punto de asistencia especializado en grandes quemaduras para toda la comunidad autónoma.

Una de las maniobras de aterrizaje en el Chuac por una emergencia grave tuvo, además, como paciente a un niño, que fue trasladado al Hospital Materno.

Una hora de margen para movilizar al personal necesario hasta la azotea

Todo depende del punto desde donde parta el helicóptero pero, por lo general, el aviso que llega desde el 061 se suele recibir con margen suficiente para movilizar los recursos necesarios para atender al paciente. «Una hora más o menos es la media, tiempo suficiente», cuenta el responsable del servicio de orden interno y seguridad del Chuac. A la pista suben generalmente dos miembros de seguridad, dos celadores y el personal sanitario del servicio requerido para atender al enfermo: un médico y una enfermera.

Sin incidencias en un transporte previsto también para los trasplantes

La experiencia del primer año de funcionamiento del helipuerto es positiva, ya que «ninguno ha tenido que dar la vuelta por ningún tipo de incidencia», confirma el responsable de seguridad del centro. Los pilotos que han aterrizado en la cubierta del Chuac, operativa del orto al ocaso (mientras hay luz natural), tampoco han tenido problemas con las corrientes. Ya en el vuelo inaugural, Javier González, piloto del Halcón III, el primer pájaro de hierro en probar la pista, había pronosticado una operatividad alta porque, según explicó, resultaba más fácil aterrizar en una plataforma sin obstáculos y donde el viento no formaba turbulencias.

En este primer año han tomado tierra diferentes tipos de helicópteros, ya que la superficie, de 784 metros cuadrados, está preparada para soportar hasta 4,2 toneladas de peso, por lo que admite todos los aparatos del 061, los de Pesca e incluso el Helimer. La azotea cuenta con una zona cubierta de la intemperie para reducir al máximo la exposición de los enfermos a la meteorología. En función del servicio al que deba ser desplazado el pasajero-paciente, el centro tiene marcados ya unos itinerarios internos para agilizar la llegada. De igual modo el Chuac se ocupa de los procedimientos de mantenimiento y seguridad de la pista, controlando el correcto funcionamiento de las luces o, por ejemplo, la señalización.

Al margen del traslado de enfermos, no se descarta el uso de la pista para los vuelos de traslado de órganos y, de hecho, el pliego de contratación del servicio aéreo para trasplantes puntúa la disponibilidad de helicópteros, en caso de tener que agilizar la recogida de un órgano.