«Aquí los niños comen coliflor y espinacas. Es más, les gustan»

Elena Silveira
elena silveira OLEIROS / LA VOZ

CULLEREDO

PACO RODRÍGUEZ

El comedor del CEIP Isidro Parga Pondal de Santa Cruz desarrolla actividades para los niños y tiene mascota

28 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El comedor del CEIP Isidro Parga Pondal es algo más que un lugar donde se sirven comidas. Es, como los propios padres de los alumnos reconocen, un sitio lúdico y educativo donde el grupo hostelero Asueto organiza actividades para que los niños se lo pasen bien y aprendan. El responsable de esta empresa familiar es Alberto Rivadulla Leis y para él lo más importante es atender las necesidades de los niños y de los padres. De hecho, ha creado varios grupos de WhatsApp para estar en contacto con las familias a todas horas: «Puedo recibir al día unos 150 mensajes. Los padres hablan directamente conmigo y yo les explico en cada momento qué están haciendo sus hijos». A través del WhatsApp también informa a todos los padres en qué puerta pueden recoger a los alumnos, cuál ha sido el menú o la actividad del día. «Yo no puedo competir con las grandes empresas de cátering en precio, pero sí en calidad y en cercanía con las familias», indica Alberto.

Tanto él como el equipo de 14 monitores que atienden a los más de 200 comensales diarios han logrado algo que parecía increíble: «Sí, sí. Aquí los niños comen coliflor y espinacas. Es más, les gustan». La cocinera confirma que el plato preferido «es la sopa de siempre, la clásica», pero también se sirven con éxito lentejas, potajes, judías y coliflor. «Al principio las disfrazábamos con beicon, chorizo... pero poco a poco se van acostumbrando a las texturas y los sabores y ya no hace falta. Y como los niños las comen tan bien, los padres nos llaman y nos piden las recetas para hacerlas en casa», explica.

Un cuento y una mascota

Alberto achaca este éxito (la misma fórmula se aplica en el IES Miraflores y el IES Blanco Amor de Culleredo) a la forma de presentar e introducir los alimentos. «Los pequeños cuando entran por primera vez lo hacen con cierto miedo, así que nosotros les contamos un cuento y les presentamos a nuestra mascota Asuetín, un ratoncito hecho con material reciclado. Dejamos que un niño se lo lleve a casa cada día, así que hacen todo lo posible por portarse bien porque lo consideran un premio», indica el responsable del comedor. También aprovechan los cuentos para explicar las normas de higiene y hábitos saludables: «Los niños son muy listos. Les explicas cuántas vitaminas tienen las lentejas y acaban gustándoles». Dice que también hay que ser un poco innovador: «El otro día pusimos el puré de patata en el plato con una manga pastelera y lo comieron mejor que nunca». Y también un poco psicólogo: «Aquí detectamos algunas carencias que no surgen en el aula. El comedor no es solo comida».

 Tras pintar un mural de Halloween y hacer arañas recicladas, las próximas actividades serán aprender la pirámide nutricional («la haremos con velcro, como si fueran pegatinas»), hacer compost y los adornos de Navidad.