«Nos rajaron dos veces las ruedas y esto es un no vivir»

María Ballesteros CULLEREDO / LA VOZ

CULLEREDO

La pareja de A Corveira que denuncia a infractores que usan una plaza de minusválidos asegura sufrir represalias

02 ene 2016 . Actualizado a las 13:19 h.

Susana Santamaría y su marido tienen un hijo con discapacidad y una plaza de minusválido en su calle, en Alcalde Electo Carballo, en A Corveira, en la que muchas veces no pueden aparcar porque está ocupada por coches sin permiso para utilizarla. Por eso hacen lo único que, además de resignarse, les queda en esa situación: llamar a la Policía Local. Su comportamiento parece, sin embargo, no gustar a algunos en esta zona del municipio de Culleredo, donde esta familia ha empezado a sufrir en sus vehículos las consecuencias que, en su opinión, traen aparejadas las denuncias.

Hace un mes, Susana Santamaría recuerda que llamó por la noche a la Policía Local porque un coche estaba aparcado en la plaza de minusválidos de su calle. «Al día siguiente me encontré con un rayazo que se veía que estaba hecho a posta», recuerda esta vecina que, pese a sus sospechas, no denunció el incidente ante la Guardia Civil.

La situación en la zona de aparcamiento reservada no cambió en las últimas semanas y el pasado día 27 la pareja volvió a llamar por teléfono a la Policía Local para advertir de una nueva infracción de un conductor, que fue sancionado. «Al día siguiente mi marido se encontró una rueda pinchada», continúa Santamaría. Parecía un simple reventón, pero cuando llevaron el coche al taller le explicaron la verdadera causa del daño. «Le dijeron que había sido con una navaja», añade Santamaría. Entonces sí acudieron al cuartel de la Guardia Civil para denunciarlo y trasladaron sus sospechas sobre los motivos de los daños.

Solo dos días después, el pasado martes, el incidente se repitió con pocos cambios. «Fuimos al médico en un coche y al volver, a las dos, dos ruedas del otro estaban bajas», añade la vecina, que poco después tuvo la confirmación del taller de que habían sido también rajadas.

«Es un no vivir. Fueron dos días casi sin poder trabajar», se queja Santamaría, quien se reunirá tras las fiestas con representantes del Concello para tratar de buscar una solución. De momento, lo que les queda es tratar de no dejar el coche aparcado en la calle para evitar nuevos daños, según explica la vecina.