No hay mal que cien años dure... pero algunos tardan mucho en arreglarse. Eso deben de haber pensado los cientos de estudiantes, profesores y visitantes que durante los últimos cinco años han sido recibidos en el campus de Elviña por un edificio a medio construir y lleno de agujeros. Problemas con la anterior empresa constructora hicieron que las obras de ampliación del Centro de Innovación Tecnolóxica en Edificación e Enxeñaría Civil (Citeec) se quedasen en punto muerto, y no ha sido hasta estos días cuando los obreros de la nueva adjudicataria -Dragados- han vuelto a aparecer por las inmediaciones para poder finalizar un proyecto que ha cambiado de forma y presupuesto.
De hecho, la propuesta inicial contemplaba un inmueble mucho más alto y con mayor capacidad, así como con una dotación económica cercana a los 4,2 millones de euros, según publicaba el Diario Oficial de Galicia en el año 2009. Más de cinco años después y con una crisis económica de por medio, las obras de ampliación del Citeec se centrarán ahora en completar la instalación cuyos muros ya están levantados, una actuación para la que se dispondrá de una partida de 2 millones de euros.
La reactivación de este proyecto ha sido posible gracias a la ayuda de la Fundación de Ingeniería Civil, que se prestó a redactar el nuevo proyecto de acuerdo con las directrices del Rectorado. Catorce empresas se presentaron al concurso para realizar los trabajos, que finalmente fueron adjudicados a Dragados a finales del pasado octubre. Un nuevo atranco apareció a continuación, ya que hubo que esperar casi tres meses a que Aviación Civil (el inmueble está dentro de la huella sonora de Alvedro) diese su autorización para que el Ayuntamiento pudiese conceder la licencia de obra.
Finalmente, a principios de febrero de este año la junta de gobierno municipal daba permiso a la Universidade da Coruña para reanudar el proyecto de ampliación Citeec, aunque no fue hasta la semana pasada cuando Dragados se hizo cargo del mismo. La constructora dispone ahora de un año de plazo para poner fin a uno de los mayores rompederos de cabeza del Rectorado.