Un rescate en el mar y pocas incidencias

j. torreiro / a. mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

César Quián

Los bomberos tuvieron que lanzarse a las aguas de Riazor para sacar del agua a un hombre ebrio

25 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ninguna de las 15 personas que recibieron algún tipo de asistencia médica en la noche de San Juan, por lo que fuera, tuvo que pasar el día en el hospital. Fueron dadas de alta a las pocas horas. Incluso el hombre que se echó a las aguas de Riazor a las seis de la mañana y que tuvo que ser rescatado por los bomberos pudo desayunar en su casa, sin pasar siquiera por el Chuac. El individuo se encontraba en estado ebrio y, ya en el mar, era incapaz de regresar a la orilla. De inmediato se lanzaron a por él y lo sacaron sin dificultad. Otra de las incidencias de la noche fue la caída de una joven por las escaleras que bajan a la arena, que tuvo que ser atendida por traumatismos. Los demás, pequeñas quemaduras, cortes, intoxicaciones etílicas y algún golpe.

Quizá se habló mucho de la marea. De que si iba a subir. Que el agua podía tocar el muro. Que existía la posibilidad de un desalojo si la cosa se ponía fea... Quizá la gente se lo pensó mejor y decidió cambiar la playa por un rincón para celebrar una noche meiga como las de antes: con la familia, los amigos, los vecinos, los que se arriman... Quizá el San Juan volvió a los barrios «como se hizo siempre», comentaba un vecino de la Gaiteira esperando turno para probar las sardinas.

Este año no hubo lleno en la playa. Los arenales de Riazor y Orzán no presentaron el aspecto espectacular ni de concurrencia ni de hogueras, mucho más espaciadas. «Calculamos que asistieron unas 100.000 personas», en su mayoría jóvenes, confirmaron ayer por la mañana, al final de la velada, fuentes de la Policía Local, que compensaron el descenso de asistentes en la playa con la notable afluencia a las muchas fiestas en los barrios.

Se perdió espontaneidad, frescura, diversión, pero lo importante es que la seguridad funcionó: «Ha sido una noche prácticamente limpia de incidentes», destacaron los servicios de emergencia, con numerosos efectivos desplazados a la zona a lo largo de la noche, llegando a acotar la playa del Orzán metro a metro por prevención. En Riazor no fue necesario este dispositivo, que sí se hizo efectivo en el Matadero, donde el agua cubrió totalmente las rocas.

La concejala de Medio Ambiente, María García, informó a mediodía de ayer de que se habían registrado 88 incidencias por parte de los servicios sanitarios y de emergencias, y solo 15 traslados al hospital, un notable descenso respecto a las 136 del año pasado.

«Si una fiesta como esta se hiciera en nuestro país, habría muertos». La frase es del colombiano Antonio Jaramillo. Acudió con su familia y algunos compatriotas a disfrutar de la noche de San Juan y todos los años comentan lo mismo, que les parece «increíble» que con miles de personas bebiendo entre el fuego casi nunca se produzca una desgracia. «No se pueden ni imaginar la suerte que aquí tienen con la seguridad y lo bien que saben divertirse», concluyó.

Desgracia no es, pero a veces lo parece, es el no encontrar un baño público. El Ayuntamiento dispuso de varios urinarios portátiles. Pero se quedaron muy cortos. Las colas a lo largo de la noche eran constantes. Incluso se vivió algún amago de pelea entre personas que se querían colar y otras que no lo permitían. Peor que eso es que la mayoría hacía sus necesidades en cualquier parte. A la vista y olfato de cualquiera.