Sábanas, pizzas, galletas y botellas de agua para sobrellevar la noche

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

César Quian

24 jun 2017 . Actualizado a las 11:24 h.

Germán y Zaira fueron los primeros en llegar a la playa de Riazor. Y si no fueron los primeros, los segundos. Intentaron reservar una parcela en el Orzán ayer a primera hora, pero a las siete de la mañana «ya estaba todo ocupado». «Es que allí es donde va toda la gente de nuestra edad; y muchos llegaron a las cuatro o cinco de la madrugada», confirmaron Carlota y Álvaro. En su parcelita tenían previsto juntarse unos cuarenta chavales, la mayoría estudiantes de las Esclavas, pero a mitad de la tarde eran muchos más porque los límites marcados con estacas y cintas comenzaron a difuminarse.

Antes de saltar la lumeirada, explicaban que llevaban días organizando la fiesta. «La madera la trae mi abuelo de la finca», decía Germán. «Pero también quemaremos libros y libretas», apuntaba Carlota. Y las sardinas... las sardinas quizás hoy, porque el avituallamiento de este grupo para pasar la noche fueron bocadillos, pizzas, refrescos y galletas. «Y sábanas para taparnos por si tenemos frío», decían. Como pudieron coger un buen sitio, pegados al muro del paseo marítimo, retaron a la pleamar y aguantaron buena parte de la madrugada alrededor de la hoguera. Para muchos, fue su primer San Juan en Riazor, la playa que ven desde las aulas.

Desde algo más lejos, Cambre, llegó otro grupo que estaba plantado en la arena frente al hotel Riazor. Ignacio, Pilar Antía, Paula y Cristian desplegaron sus toallas a las ocho de la mañana, provistos con cinco barajas de cartas, botellas de agua (sí, sí, agua) y galletas. Y como llevaban semanas organizando el evento, tenían todo calculado: a las siete de la tarde, coger la madera para la hoguera; a las nueve, llegada del resto de amigos; a las doce, prender la hoguera y cocinar el churrasco; a las tres de la madrugada, irse en caso de que suba mucho la marea. «Pero no se sabe si llegará hasta el muro. Lo más probable es que no. Además, como no hay mar de fondo no será tan peligroso», preveía Pilar. Calculan, contando con la parrilla y los cinco kilos de carne encargada en un Gadis cercano, que cada uno gastará unos 40 euros en la noche de San Juan. «Y si al final de la noche nos llega, volveremos en taxi a casa. Si no, habrá que esperar el autobús».