El eterno cementerio... sin muertos

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

M. R.

La falta de uso transformó el camposanto de Adormideras en la Casa das Palabras, cerrada desde hace una década, mientras los musulmanes buscan donde enterrarse

15 may 2017 . Actualizado a las 07:53 h.

«Este recinto se dedicó durante la Guerra Civil española al enterramiento de militares de religión musulmana. Tras el traslado de los restos al cementerio civil en la década de los sesenta, en el año 2006 se llevó a cabo su rehabilitación para transformarlo en la Casa das Palabras». Es el texto que se puede leer en el exterior del que los coruñeses conocieron siempre como el cementerio moro. «Mal llamado así; debería decirse el cementerio musulmán», corrige Mustafá Alendi, presidente de la comunidad musulmana en Galicia, donde están censados 16.500 mahometanos.

Alendi sostiene que cuando se hizo la Casa das Palabras había restos de enterramientos debajo y se echó una capa de tierra por encima. En San Amaro no les consta el mencionado traslado de restos al cementerio civil, e históricamente algunas fuentes incluso dudan de si en algún momento llegó a haber enterramientos en este lugar.

El recinto de Adormideras ha vuelto a la actualidad con la intención de la comunidad musulmana en Galicia de contar con un espacio donde puedan ser enterradas, si así lo desean, las personas de este colectivo que fallezcan. Por el momento, la única alternativa que tienen es la de repatriar el cadáver hasta su país de origen, como ocurrió recientemente con el caso del senegalés Moussa Cissé, de 17 años, ahogado en el Orzán el pasado 10 de abril; o llevarlo a Madrid para enterrarlo en el cementerio que hay en la carretera de Toledo.

Mientras tanto, en el entorno del recinto de Adormideras, se pueden ver desde pescadores de caña que se apostan en sus inmediaciones, hasta turistas llegados en los trasatlánticos, además de ciclistas y usuarios de los senderos que discurren por la llamada zona de los menhires.

Según escribía en este diario el historiador Carlos Fernández, este camposanto solo pasó por dos momentos en los que recibió atención y cuidados. La primera fue en septiembre de 1949, cuando el rey Abdullah de Jordania visitó la ciudad y desde la torre de Hércules vio el cementerio de lejos. Y la segunda cuatro años más tarde, en mayo de 1953, durante la estancia en la ciudad de Mohamed Ben Mizzian Bel Kassem, que lo visitó una vez, y por ello durante los días anteriores un grupo de soldados se dedicaron a limpiarlo y adecentarlo. Luego volvió al olvido, que parece ser la eterna historia de este cementerio sin muertos.

«El alcalde nos dijo que va a mirar este recinto o la cesión de una parcela en Feáns»

La comunidad musulmana de Galicia lleva años buscando un lugar donde poder enterrar a las personas de este colectivo que fallecen. Mustafá Alendi es el presidente de esta asociación y detalla que el traslado de un cadáver puede salir por unos 7.000 euros.

-¿Cómo está ahora la situación?

-Aparte de las promesas, lo que hemos conseguido es abrir una negociación con la Xunta. En abril se aprobó en el Parlamento un proyecto no de ley para modificar las normas de los cementerios para las minorías religiosas. No tenemos cementerio ni musulmanes, ni judíos. Ahora estamos a la espera de hablar con la Xunta para ponerlo en práctica y tenemos pedida una reunión con el presidente de la Federación Gallega de Municipios para determinar la zona. La idea es hacer dos en Galicia, uno en el norte y otro en el sur.

-¿Dónde iría en el norte? Se había hablado de Arteixo...

-De Arteixo, de A Coruña, de Santiago... Lo que pasa es que por una cosa u otra fue quedando y por eso hablamos con la Xunta, aunque nos consta que los alcaldes han tomado mucho interés.

-¿Sirve el sitio de Adormideras?

-A nosotros nos gustaría. El alcalde de A Coruña nos dijo que va a mirar ese sitio o la cesión de una parcela en el cementerio de Feáns. Cuando estaba el alcalde Francisco Vázquez vimos si podíamos recuperar ese terreno y nos dijo que era del Ministerio de Defensa. Nuestra sorpresa fue cuando lo cerró y lo puso como la Casa das Palabras, y está cerrada desde entonces.