«Somos la oenegé con más voluntarios y más eficiente de todo el mundo»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

El Club de Leones La Coruña Decano festeja su 50.º aniversario

01 may 2017 . Actualizado a las 11:33 h.

Durante 34 años fue empleado de banca, hasta que la crisis le cambió la vida como a tantos otros. Jesús Maseda decidió entonces emplear el tiempo del que disponía a ayudar a los demás. Y lo hizo a través del Club de Leones La Coruña Decano, que cumple cincuenta años en este 2017, motivo por el que esta semana ha sido anfitrión de la convención nacional de clubes de España.

-¿Cómo entró en el Club de Leones La Coruña Decano?

-Me invitó Arturo Carrio, es mi padrino leonístico, en el 2011. Es así como se entra, por invitación, porque no deja de ser un club de amigos en el que todos nos sentimos a gusto realizando un servicio. Ese es nuestro lema: Nosotros servimos.

-¿Qúe sabía del club antes de ser miembro?

-La imagen que yo tenía era solo por el escudo que estaba colocado en Alfonso Molina, pero no sabía lo que había detrás, lo que representa ese símbolo, que es, nada más y nada menos que a millón y medio de Leones que hay en el mundo agrupados en unos 46.000 clubes que están en 209 países. Y que tienen una repercusión anual cercana a los mil millones de dólares en trabajo de servicio. Somos la oenegé más grande del mundo, ninguna tiene tantos afiliados, socios, voluntarios o como quieras definirnos.

-Muchos coruñeses no tienen más referencia del Club de Leones que ese escudo que había en la mediana de Alfonso Molina.

-Ahí cruzaba la gente y hubo varias muertes, y los Leones se enfrentaron a una obra muy costosa para la época (tres millones de pesetas de los de los años setenta) para colocar la mediana. Y dejó de haber muertes, lo que es un orgullo para el club. Por eso el Ayuntamiento permitió que estuviese ahí nuestro escudo. Por cierto, está previsto que vuelva a colocarse de nuevo, aunque a la altura de las estaciones, porque en el inicio de la avenida se va a hacer una reforma.

-¿Cómo funcionan? ¿Cómo prestan esos servicios?

-Las cuotas que pagamos los socios soportan totalmente el funcionamiento del club. Por eso, cuando la ONU le encargó al Financial Times hacer un estudio sobre las oenegés más grandes y eficientes, la nuestra resultó la primera, porque hasta el último céntimo que recaudamos con nuestras diferentes actividades se invierte íntegro en servicios.

-¿Cuál es el secreto para reunir a tanta gente tan diferente?

-Probablemente esté en que somos apolíticos y aconfesionales. Cada uno tiene sus ideas y sus creencias, pero en el club nunca se debate sobre esos temas ni se toma posición al respecto. Y esa es la única manera de que seamos casi un millón y medio de integrantes y de que estemos presentes en tantos países.

-Durante mucho tiempo les acompañó el rumor de su origen masón.

-Es una leyenda que nos ha perseguido siempre. Supongo que vendrá de que nuestro fundador, Melvin Jones, podría haber sido masón. Y dada la variedad de miembros que tiene en club a lo largo y ancho del planeta, pues habrá también algún socio masón. Pero no tenemos nada que ver con la masonería. De hecho, eso fue una lacra que nos impidió entrar en España durante muchos años. Tuvo que interceder la Iglesia católica estadounidense ante la de aquí para que Franco nos autorizase a formar clubes. También Fraga tuvo que ver en que nos abriesen la puerta, que conoció el leonismo en Londres.

-En la ciudad hay cuatro Clubes de Leones y a estos hay que sumarles los de Sada, Oleiros y Culleredo. ¿A qué se debe esta proliferación?

- Se prefieren grupos pequeños antes que uno grande porque es más fácil trabajar. Está comprobado que, de esta manera, se es más efectivo. La suma de actividades al final es mayor. Y a eso tienes que añadirle los Club Leo, formados por jóvenes menores de 18 años que tienen inquietudes. Tenemos muy buena relación entre clubes y realizamos numerosas actividades conjuntas. Por ejemplo, la convención nacional del 2012 la organizamos entre los cuatro, o el monumento a los donantes de órganos en la rotonda de Gregorio Hernández.