Propietarios de 300 viviendas turísticas ofrecen alojamiento en la ciudad a través de Internet

A CORUÑA CIUDAD

La mayor parte de la oferta está entre María Pita y Santa Margarita, pero Monte Alto cuenta con cincuenta opciones

27 feb 2017 . Actualizado a las 12:14 h.

Viajeros que hace cinco años desconfiaban de la entonces emergente fórmula de alojamiento en viviendas familiares han superado las reservas iniciales y hoy abrazan entusiastas una nueva expresión de la denominada economía colaborativa, que suma valores sociales y experiencias compartidas al puro reclamo del ahorro económico. La plataforma Airbnb, fundada en San Francisco en el 2008 como un mercado comunitario de alojamientos que ya se extiende por 60.000 ciudades de 191 países, anuncia en A Coruña alrededor de 300 viviendas turísticas en condiciones tan diversas como un catálogo que va de una habitación para dos personas en el Orzán por 19 euros con desayuno incluido a un apartamento en el Parrote por 66 euros la noche. Menos popular en España, el portal texano Homeaway anuncia en la ciudad algo más de una veintena de posibilidades para hospedarse desde 37 hasta 240 euros, mientras servicios como Rentalia, una rama del grupo Idealista orientada a las viviendas vacacionales, oferta una lista de 25 pisos, algunos de lujo, como el que se cuelga sobre la bahía del Orzán desde uno de los áticos del hotel Meliá María Pita.

Este inventario menguará de forma sustancial una vez que el próximo mes de mayo entre en vigor el anunciado decreto con el que la Xunta regulará, en línea con lo que han hecho otros gobiernos autonómicos, las viviendas turísticas que se postulan para estancias inferiores a 30 días.

Intercambio o especulación

Homeaway y Airbnb esgrimen que son meras intermediarias tecnológicas entre la oferta y la demanda de camas, por lo que su actividad debería regirse por la normativa comunitaria de comercio electrónico. Sin embargo, sus propios clientes explican la deriva seguida por estas plataformas, que han evolucionado desde su función original como facilitadores de contactos entre viajeros y propietarios interesados en sacar partido económico pero también en compartir experiencias, hacia un modelo de negocio mucho más especulativo. Con todo, la hegemónica Airbnb mantiene el mapa de la ciudad cuajado de puntos sin dejar un barrio sin piso anfitrión.

De las 300 viviendas que oferta, 50 se localizan en Monte Alto, uno de los barrios con más concentración de arrendadores, donde por 50 euros la noche (60 con terraza) pueden encontrarse más de una docena de viviendas con capacidad para un mínimo de cuatro personas y a partir de 19 euros una habitación doble con vistas al mar. En la Ciudad Vieja 12 propietarios ofrecen alojamiento, en su mayoría pisos completos con dos habitaciones por un precio entre 55 y 75 euros la noche. También se concentran los puntos en el Agra del Orzán, alrededor de 30 lugares disponibles a precios sensiblemente más bajos, y en el área que se extiende por los Mallos, Cuatro Caminos, Castrillón y los Castros, con más de 70 ofertas. Pero sin duda es en el centro, entre María Pita y Santa Margarita, donde más y mejores viviendas se ofrecen a los viajeros. Aquí, mochileros o ejecutivos pueden dormir en edificios históricos rehabilitados o sin rehabilitar, con vistas a los jardines o al mar, comidas compartidas en familia o con el trato justo con el propietario.