Un taller de cestería de Ecos do Sur reúne a varias víctimas que han elaborado cestas con las que relatan sus historias
06 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Hilda es de Venezuela. Diana de A Coruña. Lakhlifia de Marruecos. Son tres de las mujeres que han participado en el último taller de cestería que organiza la ong Ecos do Sur. «No nos conocíamos. Algunas hemos sido víctimas de violencia de género y venimos derivadas por el Centro de Información de la Mujer», relata Hilda. «Este es un proyecto que ha resultado bastante positivo para nosotras, ampliamos nuestro círculo de amistades y aprendimos a valorar las cosas que teníamos ocultas como son las manualidades que es algo que nos gustó», explica, antes de bromear: «A Javier, como es jovencito, le sacamos los colores».
Alude a Javier Grien, que impartió el taller; además del valor cultural y medioamiental de la cestería, destaca este colaborador de Ecos do Sur «el contenido social relacionado con la autoestima y el afán de superación de personas que han tenido un pasado complicado».
Tras indicar que «cada cesta refleja la personalidad de cada una de nosotras», Hilda bromea esta vez con Lakhlifia dicieno que su cesta «es exótica, como ella». La mujer, sonriente, explica que lleva seis años en la ciudad.
Diana «es la más aplicada e hizo un cesto pequeño, como ella», siguen las bromas. La aludida explica: «Me gustan mucho las manualidades pero esto no lo había hecho nunca; lo de asociar una historia a cada cesta fue algo que surgió sobre la marcha».
Nerea González, psicóloga de Ecos do Sur, apunta que «cada cesto materializa algo que no podemos tocar: hablamos de sentimientos, de emociones, de situaciones complicadas».
Y Alba Breijo, orientadora laboral, cuenta que es «un programa mucho más amplio que los cestos, lo principal es la inserción laboral de esas mujeres». Por ahora, han contando con mimbres sus malos tragos e iniciado una nueva etapa.