«El partido tiene sus quiebras y hay que intentar suturar desde dentro»

Eduardo Eiroa Millares
Eduardo Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

El exconcejal tratará de pacificar la formación hasta el próximo otoño, cuando se elegirá una nueva ejecutiva

22 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras las dimisiones en cadena del portavoz municipal (José Manuel Dapena) y de la secretaria general (Mar Barcón), el partido buscó un hombre de consenso para dirigir las riendas de la agrupación local coruñesa mediante una gestora mientras no se elige una nueva directiva. Tenía que ser alguien al que aceptasen todas las partes, una persona que no fuera a ser candidato para no «quemarse», y además tenía que conocer bien las complejas entrañas del socialismo coruñés. El viernes hubo fumata blanca y Ferraz -con la aquiescencia de la provincial- nombró para presidir ese órgano al exconcejal Florencio Cardador (Plasencia, 1946), que ocupó diversos cargos en María Pita con Vázquez primero y con Losada después.

-¿Cómo sienta regresar a la primera línea?

-Me decían unos amigos (cuenta con humor) que me cuidara mucho y que intentara que esto no afectara a mi salud. Estaba muy cómodo con mis cosas (está acabando Historia del Arte), pero me llamaron para que intente limar aristas y aquí estoy.

-¿Está muy dañado el PSOE?

-El partido tiene sus quiebras y hay que suturar de alguna manera desde dentro. Tenemos que dejar de mirarnos el ombligo y empezar a estar fuera. La confianza en un partido se logra consiguiendo que la gente se sienta «de los nuestros», y eso es lo que hay que hacer. Hay que cerrar esto cuanto antes y trabajar por y para los ciudadanos. Sigo creyendo que el socialismo sigue teniendo mucho que dar a la sociedad.

-Antes de eso habrá que ordenar la formación. Falta por elegir nuevo portavoz. ¿Alguna preferencia?

-La gestora habla en nombre del partido y el grupo municipal es el que tiene que hablar en María Pita. Ellos son los concejales. La portavocía es importante y la tiene que decidir el grupo. Aún no me he reunido con ellos. Creo que también puede haber portavoces de área, con cada uno a cargo de los temas que más conoce. La portavocía es uno de los problemas a resolver y esa podría ser una posible vía de solución.

-También falta por aclarar cuál será la relación del PSOE con la Marea. ¿A usted qué le parece un pacto de gobierno?

-Yo creo en los pactos, no estoy contra ellos. Fuimos capaces de alcanzar uno con el BNG. Después la ciudadanía no lo vio bien, pero esa es otra cuestión. Considero que los pactos son positivos, pero para llegar a ellos tiene que haber una confianza total de unos con otros, y creo que esa confianza no se da ahora por ninguna de las partes.

-¿Pero quiere el PSOE un pacto?

-Aún no me he reunido con el grupo municipal y tendré que hacerlo y ver qué actitudes tienen ellos con la Marea. Ahora es prematuro hablar de eso.

-¿Conoce ya la alcalde?

-Xulio Ferreiro me pareció una persona encantadora y las referencias que tengo de él son buenas. También me llevo bien con Rosa Gallego (portavoz del PP).

-¿Se ve capaz de acabar con las tensiones internas de su partido?

-Yo soy cartesiano y agnóstico, no creo en los milagros. Pero tampoco creo que todo el mundo es malo. Si fracaso, qué le vamos a hacer, pero por buena voluntad no va a ser. Soy de la teoría de que todos tenemos que convivir. Las tensiones se generan cuando somos excesivamente de blanco o de negro. Lo que no se puede hacer es empecinarse en la visión que puede tener uno. Tenemos que pasar de personalismos y pensar en el proyecto común para la ciudad.

-Usted presidirá la gestora hasta que se elija la nueva ejecutiva y se ocupe el cargo de secretario general. ¿Cuándo será eso?

-El congreso federal es en junio y antes de septiembre no será el gallego. Después irá el provincial y creo que a finales de octubre será el local. En el gallego veremos qué potencialidades tiene la agrupación coruñesa.

-¿Ha perdido peso A Coruña en el partido?

-Algo de peso ha perdido, pero junto con Vigo sigue siendo la agrupación más importante. Nosotros siempre hemos estado ahí, aunque tener la alcaldía siempre daba un respeto, y también un recelo.

«Como presidente tendré que ejercer alguna autoridad, pero sobre todo habrá que buscar consensos»

Cardador pasó por distintas responsabilidades de gobierno hasta el año 2011. Dejó entonces la primera línea, aunque asegura que ha mantenido el contacto con el partido. La gestora que preside ayer todavía no estaba completamente cerrada y faltaba por decidir el nombre de algunos integrantes.

-¿Para cuándo?

-He pedido que se aborde el tema con urgencia, porque hay que empezar a trabajar ya y saber con quién se cuenta. A ver si no pasamos de once o trece personas. Quedan algunos flecos por cerrar.

-¿Cómo se relacionará la gestora con el grupo municipal?

-Es un órgano colegiado, no ejecutivo, y cuantos más acuerdos haya, mejor. Como presidente tendré que ejercer alguna autoridad, pero sobre todo habrá que buscar consensos. Me han pedido que intente limar aristas.

-¿Conoce a los seis concejales del PSOE? ¿Se lleva bien con todos ellos?

-Conozco más a tres personas. Mar Barcón, Yoya Neira y Silvia Longueira fueron concejalas conmigo y con Losada. Estábamos juntos y trabajábamos juntos. A José Manuel García lo conocía de mi paso por la Cruz Roja y a José Manuel Dapena lo conozco desde hace tiempo. Con quien menos trato he tenido es con Fito Ferreiro, pero creo que es una persona comprometida y estupenda. Nunca he tenido un problema con ninguno de ellos.

-También en el grupo municipal hay diferencias y tensiones.

-Espero que esos posibles roces en el grupo se vayan subsanando. Uno siempre espera que la sensatez de la agrupación pueda encajar con un proyecto autónomo que piense en la ciudad. El vecino ve la gestión y lo que quiere es que se le solucionen los problemas, aunque primero hay que arreglar lo de dentro.

La irrupción de la Marea en la política coruñesa rompió las costuras del socialismo

Barcón sobrevivió a los intentos internos de apartarla de la candidatura a las municipales del 2015. Pero de esas elecciones el partido no solo salió debilitado por el resultado electoral -se quedó con seis ediles-, sino que la relación con la nueva fuerza, la Marea, acabaría causando nuevas grietas y dividiendo a la agrupación municipal.

La investidura

Con el PSOE todavía en estado de shock tras los resultados de mayo, el partido decidió apoyar sin condiciones a Ferreiro para quitar al PP. La primera decisión fue después largamente lamentada: los socialistas se quedaban fuera de juego tras dar el gobierno sin pedir nada a cambio.

Un difícil encaje

Ahí empezaron los problemas. El PSOE fue incapaz de definir durante año y medio qué iba a hacer con la Marea. Por un lado les facilitaron el gobierno. Por otro ponían pegas en casi todo en el día a día para hacer valer el peso de sus ediles: la Marea necesita sus votos para garantizarse la mayoría en los plenos. Esa situación hizo que parte de la agrupación -Yoya Neira, Silvia Longueira- escorara hacia un acercamiento y se distanciara de la otra parte, fiel a Barcón.

El pacto

Esa parte liderada por la secretaria general tardó en definirse. Lo hizo finalmente tras el verano explicitando su deseo de incorporarse al gobierno local y aclarando que esa era la única vía para garantizar el apoyo socialista a la Marea. Los de Ferreiro regatearon y dejaron al PSOE en la incómoda situación de quedarse como estaba y de tener que justificar ante la ciudadanía por qué no levantaba la mano en el pleno para apoyar determinados asuntos. Al menos el partido definió su postura y ofreció una salida.

Reuniones envenenadas

El alcalde, de modo indirecto, fue finalmente el responsable de que la situación interna explotara. Primero tras la reunión con Pedro Sánchez que echó gasolina en un partido encendido. Después cuando se reunió con Barcón. La Marea sí avisó a los suyos de ese encuentro. Barcón no. Al final, y seguramente sin buscarlo, el grupo en el gobierno local consiguió ahondar la crisis en un partido de cuyo electorado se nutre la Marea. Buscando su encaje con el nuevo actor político, el socialismo se acabó descosiendo por dentro.