Diez días para terminar diez años de guerra

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

GUSTAVO RIVAS

La gestora debe poner fin a las divisiones que se abrieron ya en época de Francisco Vázquez

22 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A las 9.52 minutos del pasado jueves día 12, José Manuel Dapena envió un mensaje al grupo de Whatsapp de los portavoces municipales que empezaba así: «Estimad@s compañer@s: acabo de presentar por registro en el Ayuntamiento mi renuncia a la condición de portavoz del GMS (grupo municipal socialista)». Su decisión cogió por sorpresa a todo el partido y causó estupor entre sus compañeros, algunos de los cuales se enteraron de lo ocurrido a través de la oposición, gracias a ese mensaje. Por encima de todo, su marcha fue el chispazo que hizo explotar la crisis más profunda en el PSOE coruñés desde los años 80.

La munición que alimentó el estallido se había acumulado durante años. Los primeros cartuchos se apilaron en los mandatos de Francisco Vázquez, cuando a finales de los 90, cansado de las cuitas internas, dejó los mandos del partido en manos de Javier Losada. En aquellos años también se habían formado «familias» alrededor de los concejales más poderosos: Salvador Fernández Moreda, José Luis Méndez Romeu... o el propio Losada, al que Vázquez dejó la alcaldía. Losada, durante sus seis años en el puesto, y los que pasó al timón del PSOE, intentó rodearse de personas de su confianza, alejadas de un Francisco Vázquez con el que cada vez tenía diferencias más profundas a raíz de su coalición con el BNG. A su vez surgieron roces entre las diferentes familias y entre los nuevos grupos que se habían formado alrededor del nuevo regidor.

Auge del PP y fractura

Tras la victoria del PP en el 2011, el partido ya estaba desencajado. Un amplio grupo apostó por la renovación de la cúpula. Entre otros, lo formaban la doctora Mar Barcón, que entró en el partido de la mano de Losada y que ese año volvió a la corporación tras haber sido concejala (1999-2009), secretaria de organización del PSdeG (2008-2013) y diputada autonómica (2005-2011); y el abogado José Manuel Dapena, que había sido asesor del presidente Emilio Pérez Touriño con el bipartito y del alcalde Losada.

Dapena estaba muy próximo a la concejala y abogada Yoya Neira, muy cercana a su vez a la exconcejala y profesora Obdulia Taboadela, que ha sido una de las eternas aspirantes a coger las riendas del PSOE. Ellos tres formaban parte del grupo de cinco miembros de la ejecutiva de Losada que dimitieron en la histórica asamblea de junio del 2011 para forzar la renovación. El exalcalde quedó tocado. No se marchó de inmediato, pero no volvió a presentarse. Pese a todo, los cuatro mantienen buena relación, y los tres dimisionarios acompañaron al exregidor cuando se colgó su retrato en la galería de alcaldes de María Pita.

Barcón gana la batalla por la herencia de Losada

Mar Barcón se impuso en la pugna para dirigir el partido y el grupo municipal. Pero su mandato no fue tranquilo. Su poder estaba cimentado sobre una cambiante red de alianzas internas que incluía vazquistas militantes, antivazquistas, renovadores... No contó con el respaldo de los líderes de las antiguas familias forjadas durante los años de las mayorías absolutas, que azuzaron a sus partidarios contra ella o miraron hacia otro lado mientras la batalla interna continuaba.

Se situó varias veces en el bando perdedor en las grandes guerras del PSOE nacional. Pero gracias a un instinto poco común para la política orgánica y para tejer y destejer alianzas, sin olvidar la división y la falta de líderes claros entre sus oponentes, aguantó y fue candidata en el 2015. Fueron las elecciones municipales de la irrupción de los nuevos partidos nacidos al albur de Podemos, a donde se marchó su vicesecretario y persona de confianza, Pedro Armas. El PSOE cayó y fue tercera fuerza. Barcón anunció su retirada y el apoyo incondicional a la investidura de Xulio Ferreiro, candidato de Marea y alcalde de un gobierno en minoría.

Dapena, nuevo portavoz

El primer paso atrás de Barcón fue la cesión de la portavocía en María Pita. Pensó en José Manuel García, al que había incorporado en la lista como independiente, pero ante la oposición interna optó por José Manuel Dapena.

Esa decisión le costó el respaldo de Yoya Neira, que junto a su sector no ha dudado en usar las redes para marcar distancias, y de Silvia Longueira, la otra concejala más veterana. Viendo que los apoyos de Barcón flaqueaban, sus rivales lanzaron tres intentos de echarla intentando que dimitiese más de la mitad de su ejecutiva. Los tres resultaron fallidos.

La ruptura con Sánchez

La dimisión en bloque también se usó contra el secretario general Pedro Sánchez, al que Barcón primero apoyó y luego retiró su respaldo. Así, por una vez, se situó en el bando ganador de una pugna en Madrid, y se mantuvo en el mismo lado cuando respaldó a José Luis Méndez en las primarias gallegas que disputó con Xoaquín Fernández Leiceaga.

Uno de los numerosos motivos de que Barcón se alejase de Sánchez fue la desastrosa visita que el exsecretario general hizo a la ciudad en marzo del 2016. Quería el respaldo de En Marea para ser presidente y, en una reunión con Xulio Ferreiro en la que se vetó a los socialistas coruñeses, planteó que a cambio el PSOE apoyaría los presupuestos de la Marea.

Al día siguiente, José Manuel Dapena hizo público un comunicado en el que advertía que si la condición para la investidura era que el PSOE coruñés renunciase a su independencia, entonces Pedro Sánchez no sería presidente. El escrito fue una indicación de hasta donde podría llegar Dapena si se sentía traicionado.

Las dos cumbres de Mar Barcón y Xulio Ferreiro

Fueron otras reuniones secretas las que desencadenaron su dimisión. Uno de los interlocutores fue Ferreiro, el otro era Mar Barcón. Ambos hablaron dos veces en diciembre, antes del día 22, en casa del exdiputado socialista Francisco Cerviño, que tras una conversación con el exsenador de Podemos José García Buitrón y el diputado de En Marea Antón Gómez-Reino, intentó que se llegase a un acuerdo entre la Marea y el PSOE para solventar los problemas de gobernabilidad del Ayuntamiento.

Las negociaciones se atascaron por diversos motivos, entre ellos la dificultad para encajar al equipo del PSOE en el aparato de gobierno de la Marea, que ya tiene siete directores de área, los dos últimos nombrados después de iniciadas las conversaciones, y un completo equipo de asesores.

El chispazo de la ORA

Pero aunque no sirviesen para pactar un gobierno, las negociaciones aún podían tener enormes efectos. El lunes 9 de enero, una hora antes del pleno ordinario previsto a las cinco de la tarde, estalló una acalorada discusión en las oficinas del grupo municipal socialista por la votación de la ordenanza de la ORA, que el grupo había decidido rechazar. Los protagonistas fueron Dapena y Yoya Neira, la concejala socialista que mantiene la relación más cordial con la Marea. Ella, en algún momento del choque, le contó las conversaciones entre Ferreiro y Barcón, de las que Dapena no sabía nada.

El portavoz pidió explicaciones y la secretaria general se las dio. Dapena también advirtió que si se hacían públicas las conversaciones el partido quedaría en una situación incómoda, pero nunca anunció que se iría. Pero el jueves La Voz publicó los encuentros, y el portavoz presentó la dimisión.

La dimisión de Barcón

La determinación de Dapena llevó a Barcón a acelerar sus planes de retirada y dejar la secretaría general. Sus rivales se empezaron a mover. Neira propuso que Longueira fuese la nueva portavoz. Otros intentaron montar una gestora. Ella se adelantó. Al día siguiente, el viernes por la tarde, anunció por sorpresa su decisión de irse a los 16 miembros que le seguían siendo fieles de una ejecutiva laminada por las ausencias y las dimisiones de los críticos.

Su decisión forzó el nombramiento de una gestora por parte de Ferraz, donde tiene abundantes respaldos por su oposición a Pedro Sánchez. La maniobra cogió a sus oponentes, como tantas otras veces, desprevenidos.

La gestora y Cardador

Pero el desenlace de la crisis se pospuso. Durante esta semana, la responsable de Organización de la gestora de Ferraz, Laura Seara, pidió nombres para formar ese organismo. Además del entorno de Barcón, consultó a fieles de Francisco Vázquez, de Marián Ferreiro -líder de los críticos con el exalcalde-, de José Luis Méndez, y del sector provincial, que siempre ha priorizado las batallas nacional y autonómica a la agrupación de A Coruña, liderado por Julio Sacristán y Valentín González, los más críticos con Barcón y antiguos partidarios de Sánchez y Leiceaga.

Seara está confirmando los nombres de los componentes de la gestora uno a uno. El viernes se alcanzó el primer acuerdo: el exconcejal y antiguo secretario comarcal Florencio Cardador presidirá la gestora. Un hombre de consenso que debe salvar a un PSOE irreconocible tras una década de guerras intestinas.